viernes, 4 de mayo de 2007

Que levante la mano el que tenga miedito


“¿Algún candidato guapo y simpático para acompañarme?
Este llamamiento lanzado por Api en el post anterior me ha hecho recordar una conversación entre las dos anoche mismo. Ella me comentaba la maldición de Les Luthiers y yo le decía que para mi que todo se reduce a una sola cosa: el miedo.

¿Miedo a qué? Eso es lo que me gustaría saber a mi, pero como no lo sé, me he inventado mi propia teoría. Yo creo que los tíos tienen – básicamente - tres tipos de miedo: el miedo a la edad, el miedo al compromiso y el miedo a hablar claro.

Los jovencitos – o sea, los que más me gustan a mi – tienen miedo a la edad. Concretamente a la edad de la que tienen enfrente. Un jovencito no piensa que la tía mayor está con él porque le gusta y punto, sino que piensa en el qué dirán, sobre todo en el qué dirán sus amigos si se enteran de que sale con una ‘vieja’. Así que éstos suelen ceñirse al ritual: se acuestan con la ‘madura’, cuentan su Mrs. Robinson particular a los colegas y se acabó. Si la tía les gusta es lo de menos, el riesgo a ser “señalado” es demasiado fuerte, se asustan y abandonan. Peor para ellos. Fin de la teoría.

Los mayorcitos – o sea, los que más le gustan a Api – tienen miedo al compromiso. Creo que no hay uno solo alrededor de los treinta que no tenga miedo a que su contraria le plantee el tema boda/vivir juntos (del tema niños mejor ni hablamos). Este miedo se plantea en diferentes variantes: compra de piso, compra de coche – el tamaño sí importa -, reuniones familiares,... ataduras varias que en mi opinión no tendrían mayor importancia si ellos no se la dieran. Si se la dieron y entonces hablamos de los de 40... esos, si no superaron el miedo a los 30, no van a hacerlo 10 años después, con lo animalitos de costumbres que somos todos. Peor para ellos. Fin de la teoría.

Y todos, los jovencitos y los mayorcitos, tienen miedo a hablar claro. Los jovencitos a decir ‘me gustas pero no hay huevos’. Los mayorcitos a decir ‘me gustas pero no me quiero casar’. Y también todos, por alguna extraña razón, tienen miedo a decir ‘me gustas pero sólo quiero pasarlo bien, que nos lo pasemos bien en la cama, pero no que te quedes a dormir’. Así dan por hecho que nosotras queremos algo más y se pierden la posibilidad de tener una amante en el sentido más amplio y divertido de la palabra. Peor para ellos. Fin de la teoría.

Volviendo a la práctica... el resultado final es que Api no tiene acompañante para ver a Les Luthiers, y no es porque ellos sean malos humoristas o ella sea mala compañía, es sólo porque ninguno se ha atrevido a levantar la mano e ir con ella.

¿Alguien dispuesto a rebatirme la teoría?
Que levante la mano...

4 comentarios:

Api dijo...

Bueno, he tenido que obligarle a beberse unas cuantas cañas y un par de gintonics, pero creo que Bic se viene el domingo conmigo.

Y eso que es más joven que yo. ;-P

Javier dijo...

Buena recopilación de tópicos que, obviamente, no describen a todos los tíos pero sirven para echar la culpa a ellos de las inseguridades de ellas. Y, obviamente, también estoy generalizando.

Api, quizás si hubieses utilizado un método más mundano (teléfono o email) me hubiese enterado a tiempo de acompañarte... tendré que poner tu blog en mi página de inicio para no perderme una invitación.... o ¿quizás es que te doy miedo? ;-)

Anónimo dijo...

como teoría está bien, funciona para tranquilizar las conciencias de las chicas viejas y solas que piensan que los jóvenes no están con ellas por viejas y los mayores por solas, pero en realidad los jóvenes les encanta las mayores para trincar y si algo comparten los tíos jovenes, maduros y pellejos es su falta de compromiso, que se enfrenta con la necesidad imperiosa, a la tercera cita, que tienen las mujeres de saber "en qué estamos", lo que escacharra la mayoría de las relaciones

Si api comunicara de otra manera que no fuera su blog, quizá algunas nos enteraríamos y quizá podríamos acompañarla. pero claro esto solo es una teoría

Api dijo...

Loba, que te tengo desatendida. Anoche me volvió a liar la luna llena y ya no te pude llamar.


Lo de ofrecer las invitaciones a través del blog, es una pura herramienta de marketing apiniano.

¿Y si convocáramos mañana night al espíritu de Villalangua?