martes, 30 de junio de 2009

Segundas impresiones

Abandonaditos os tengo, lo sé, pero es que no paro. Si he de ser sincera me estoy empezando a estresar un poquito, pero es que aquí todo es como os diría yo... intenso. Las clases lo son y, como al salir, no haces más que conocer gente nueva pues esto es como vivir en un estado de alerta permanente y eso que hablo más spanish del que debiera.

Es lo que tienen las segundas impresiones, que corrigen las primeras. Llegué muy fuerte, hablando inglés a diestro y siniestro y, aunque en cuanto me descuido me vengo arriba y vuelvo a hacerlo, no siempre es tan fácil. Al final en la escuela somos muchos españoles y, si quieres hacer planes, tiene que ser con ellos. También están los italianos, las italianas mejor dicho, que también participan y se vienen con nosotros, pero el resto... Los chicos italianos son muy jovencitos y tienen “otros planes”, los japos se mueven entre ellos, y los de la República Checa, exceptuando alguna exitosa conquista a la española, más o menos también. Total, que al final podemos ir 6 españoles y 2 italianas y la cosa no siempre resulta tan English como debiera, pero bueno, lo intento. Es más, como soy así de masoca... el miércoles que lo tenía libre, me he apuntado a unas clases extra que son como de inglés de negocios. Puede servirme, es sólo una horita y media, y son gratis.

Lo del dinero aquí es como vivir en otro mundo. No es que en España no me preocupe por él, pero para venir aquí ya me he gastado un pastizal, así que la idea al llegar era controlarme. A mi favor está que el resto de la gente está igual y eso lo hace más llevadero. En mi contra que las cervezas no son baratas y el transporte y los museos, tampoco. Conclusión: si quiero ir a Dublín a pasar la tarde, visitar un museo y tomarme una birra, no lo hago por menos de 20 pavos, y claro eso un día bien, pero todos... imposible.

Afortunadamente el amigo del tercer hombre – lástima que ya nos abandone, me ha gustado – nos ha enseñado el secreto para beber cervecitas baratas en uno de los sitios más míticos (y bonitos) de Dublín: el bar universitario del Trinity College. Tomarte una birrita – aunque sea una Amstel – al solecito irlandés mientras intentas entender (sin conseguirlo) un partido de cricket, es una experiencia altamente recomendable y, dados los precios locales, relativamente barata.

Por lo demás salgo hasta los días que me propongo no salir. Ayer por ejemplo, me levanté cansada, un poquito melancólica y con ganas de recuperar un poquito de mi soledad (se me había olvidado qué era compartir casa), pero a eso de las seis llamaron al timbre las chicas de la otra residencia y acabamos en la terraza de un pub escuchando cantar a una prima lejana de Amy Winehouse acompañada por Robbie a la guitarra. Estupendo Robbie, si él va todos los domingos, habrá que seguir su ejemplo.

Y de momento poco más. Siento que mis últimos post parezcan un diario, pero es que tanta actividad apenas me deja tiempo para nada más reflexivo. Imagino que con el tiempo llegue la calma. Todo el mundo dice que las primeras semanas son las más locas... por la salud de mi hígado, espero que así sea. Ya os lo contaré...

LaNegra recorded from Ireland

lunes, 29 de junio de 2009

Nota

Please, leed de abajo a arriba...

LaNegra live from Ireland

Primeras impresiones IV

Alcohólicas, mayormente. Ayer cené Guinnes, hoy he desayunao ibuprofeno. Esto funciona así. Para colmo cuando me he levantado esta mañana hacía un día de mierda y me he dado cuenta de que el lunes, en mi paseíto por el pueblo debí perder uno de mis pañuelos favoritos, porque no lo encuentro por ninguna parte. Total: resaca + mal tiempo + pañuelo perdido = tristeza.

Hoy he ido a la escuela tristona. Afortunadamente tenía nuevo profesor, el londinense que se perdió en Eire, y el tío ha conseguido mejorar mi humor. Después la gente, mi primera comida medio decente (hasta hoy sólo había comido sandwiches de salchichón y manzanas) y otra visitilla a Dublín, pelín alcohólica también – lo de este país con la cerveza va a acabar con mi hígado y conmigo - pero divertida. El amigo de el tercer hombre, un tío majete, nos ha paseado por Dublín y, una de las cosas que no me quería perder al llegar aquí, he estado tumbada en el césped del Trinity College.

Mi humor ha ido mejorando a lo largo del día y, aunque sé que hablo mucho más español de lo que me había propuesto, también es verdad que alguna vez ayuda como hoy por ejemplo, cuando, de camino a Dublín, se me ha sentado un vejete al lado en el metro y, al oírnos hablar ha dicho: “¿South America or Spain? Where are you from?”

A partir de ahí he tenido una estupenda conversación con un irlandés de unos setenta y pico años que me ha dado un consejo: la vida está para vivirla, y es corta, aprovéchala. Yo diría que es un gran consejo, envuelto en efluvios de café irlandés, pero grande. Trataré de seguirlo.

LaNegra recorded from Ireland
17.jun.09

Primeras Impresiones III

Hoy ha sido mi primer día de clase intensiva. Ha molao. Las tres horas de por la tarde se pasan en un suspiro. La profe es muy buena o al menos a mi, me lo parece. A pesar de mi dieta del sándwich de salchichón, he vuelto contenta a casa. Después, al Tesco, que viene a ser el Champion de aquí (llamarle Mercadona me parecen palabras mayores).

Hemos ido el tercer hombre y yo. Para mi ha sido como volver a los 18, con aquellas compras de “los básicos en común y luego, cada uno lo suyo”. Después, cargando a casa con ello. Moi!!, la sta. del maletero del 207... si me hubierais visto... con una mochila de portátil y una bolsa-bola de Decathlon cargando con la compra durante un cuarto de hora (vamos, un paseíto). Ver para creer...

Después... Guinnes. Nos la hemos ganao. Hemos ido al antro más antro de todos los antros de Bray, el Harbour Bar. Menos piratas allí había de todo pero... ha merecido la pena. Eso es un bar de aquí de verdad. Sólo dos guiris: el tercer hombre y yo. Mucha cerveza: el tercer hombre y yo. En menos de 7 horas suena mi despertador. Aquí todo es intenso, incluso el sueño reparador.

LaNegra recorded from Ireland
16.jun.09

Primeras impresiones II

Sí, es cierto, deberían ser las segundas, pero mi primer día de verdad ha sido hoy. Son las once y media hora local (aquí la hora es como la de Canarias, una menos) y mi día a comenzado a las siete y cuarto de la mañana. Las instrucciones que me dieron en Madrid aseguraban que tenía que estar a las ocho y media en la escuela, así que... como la buena chica que soy he madrugado para ducharme y estar lista para revista a la hora señalada.

Pero como las duchas de agua caliente y yo estamos reñidas últimamente... mi ducha no ha sido tal. No sé si la novatada es típica, pero... me he duchao como antiguamente: a taza. Imaginad la escena. Siete y cuarto y por mi ventana entra luz en pila (aquí no hay persianas y a eso de las 4.35 h. ya me había despertado el amanecer), me levanto en silencio para no despertar a mis compañeros, bajo al baño y... ¡¡tacháaaaan!! Descubro que la ducha es “rara”. Pero tiene botón de power, así que ni corta ni perezosa me lanzo a encenderlo. Nada. La luz roja no se ilumina. Me asomo y veo un cordel, parecía de coña pero jugándome el todo por el todo, he tirado del cordel: nada. Juego de grifos: enciendo el del agua caliente y sale casi hirviendo, le doy al power y nada, la ducha sigue como la mojama: seca. Me empiezo a poner nerviosa y me planteo dos posibles soluciones: no me lavo el pelo o pido ayuda al tercer hombre. Descarto ambas, no pienso presentarme en la escuela con el pelo sucio y tampoco pienso despertar a las siete y veinte de la mañana a un tío del que sólo sé que cuando se acostó la noche anterior necesitaba dormir porque tenía tremenda resaca.

Estoy perdida. Es mi sino en 2009, presentarme con el pelo sucio en las citas importantes: primero el INEM y ahora esto. Pero justo en ese momento en el que te acuerdas de Almodóvar y dices aquello de “¿qué he hecho yo para merecer esto?”, justo en ese momento, tu instinto de supervivencia se viene arriba y te acuerdas del tazón en el que te hiciste la infusión anoche. Sales de la bañera, te vuelves a poner el pijama y vas a la cocina. Resultado: pelo limpio. Que me he duchao como antiguamente... sí, que he llegado puntual y oliendo bien a la escuela, también.

A partir de ahí... el día ha sido un no parar. Prueba de nivel, nuevos compañeros (por cierto, esto es como un partido del Calcio, está lleno de italianos), primer café de máquina, pequeña incursión en la sala de ordenadores y... primera clase. Dos horas rodeada de bellezas veinteañeras, soy la abuela de mi clase, pero me ha tocao al lado de una chica belga bien maja, que me ha explicado un montón de cosas. Después, un sándwich muuuuy rápido y a las dos de la tarde estaba rumbo a Dublín.

El viaje ha sido cansado, pero divertido. Le contaba yo a LaJalmu antes de venirme que a mi, cuando llego nueva a un sitio, siempre se me pega “la monja” (una vez fue literal, con hábito incluido), y ella me prohibió terminantemente acercarme a ellas. Así que cuando he visto a la que parecía ser la monja del grupo, he driblado. Resultado: se me ha pegado la niña. Una chiquita italiana que me ha mirado con cara de sálvame y me ha preguntado “¿tú vuelves después al pueblo?” y cuando le he dicho que sí, ha contestado: “ok, pues yo vuelvo contigo, ¿cuántos años tienes?”. Ahí entre reírme y llorar he optado por lo primero y le he contestado que 35 con mi mejor sonrisa, al ver que no sólo no se inmutaba sino que ella sonreía aún más, le he preguntado: “¿y tú?”. Diecisiete. Va a ser que le he parecido lo suficientemente solvente como para traerla de vuelta a casa. Y así lo he hecho. Eso sí, no sin antes pasarme todo el rato que he podido hablando con un compatriota suyo. Hasta con las piedras, pienso hablar hasta con las piedras.

A las seis y media, complety destroy, he vuelto a casa y el tercer hombre me ha llevado a tomarme mi primera Guinnes. Mirando el mar. Qué rica y qué bonito. Después se nos ha unido el spaguetti soso, que es más majo de lo que parece, pero que entre que sabe de inglés menos que poco y sus cigarritos de la risa... no se entera de nada.

Después, mis acompañantes, me han llevado a dar un paseo para que conozca el pueblo y me han hecho reír. Me gustan mis compis de piso. Sé que lo de que sea spanish es un handicap para mi inglés, pero... sospecho que el tercer hombre se va a convertir en mi happy hour. Después de todo el día pensando en inglés... una horita al día de spanish Guinnes sienta de maravilla.

LaNegra recorded from Ireland
15.jun.09

Primeras impresiones

Bueno, pues... como dijo aquel político catalán cuyo nombre no recuerdo: ya estamos aquí. En realidad él dijo “ya sons aquí”, o algo así, y yo debería decir “here we are”, pero bueno... nos entendemos, ¿no?

Jo, tenía un montón de primeras impresiones que contaros, pero mi memoria de pez me ha hecho olvidarlas... pero no penséis que os escatimo recuerdos imborrables, eran tonterías del tipo en Dublín también tienen M-50 y, como en Madrid, también lleva a mi casa. Os puedo contar también que, para mi vergüenza, mi segunda conversación en inglés ha incluido dos palabras en español: Real Madrid. Conste que no estaba hablando de fútbol, lo que ha ocurrido es que, al pasar debajo de un puente, el hombre me ha dicho que ayer no estaba, he mirado para arriba y he visto FCC Sacyr Vallehermoso, y como vengo concienciadita de lo de hablar todo el inglés que pueda... pues me he venido arriba y le he que la del puente era una “spanish company”, concretamente la del presidente del Real Madrid. Pues como el que oye llover oye... igual, igual. Y claro, mis ansias de practicar se han quedao ahí, porque el hombre ha debido pensar que estoy como una cabra.

Luego al llegar a casa me ha recibido un tipo de nombre Stephan, que tiene un inglés con marcado acento gabacho y que va a ser algo así como mi casero. Me parece a mi que los arreglos los voy a hacer “myself”. Eso sí, Stephan me ha presentado a uno de mis dos compañeros, un italiano que – os lo juro – cuando he llegado se estaba haciendo pasta para cenar vestido con una camiseta de Armani. El tópico hecho realidad excepto por una cosa... el spaguetti es soso de cojones, ¡qué le vamos a hacer! Mi otro compañero (sí, vivo con dos tíos...) no estaba, pero me han informado de que era español, “like you”.

Diez minutos después, haciendo gala una vez más de mi don de la inoportunidad, justo cuando yo había ido a mear, ha llegado el spanish, y el pobre spaguetti intentando contarle que yo estaba... en alguna parte. En fin, que nos hemos presentado y, en un saleroso inglés, el tercer hombre nos ha contado que venía de España porque había tenido una boda y que tenía tremenda resaca, así que se iba “to broke the bed”.

Un tío majo el tercer hombre, sé que yo he venido aquí a aprender inglés, y creedme que vengo dispuesta a darlo todo, pero cuando el tío me ha explicado en español cómo llegar al supermercado y cómo conectarme a internet, ha sido estupendo. Qué queréis que os diga, las necesidades básicas, cuanto antes se cubran, mejor.

Luego lo he compensando en el super, donde, en lugar de buscarla por mi misma y sólo por hablar, he preguntado dónde estaba la entrada. En las guías cuentan que los irlandeses son gente maja, que les gusta hablar, y les encanta que los guiris les pregunten... Pues va a ser verdad porque el señor no sólo me ha dicho dónde estaba la puerta, sino que ha dejado su bici y su compra, y me ha acompañado. Tremenda hospitalidad que yo he agradecido dando más conversación: le he explicao al tío que como ahí ponía que sólo salida, pues que pensaba que no se podía entrar (llamadme listuca, sí queréis). Cuando me ha contestado que da igual, que aunque lo ponga puedo pasar sin problema, me he puesto super contenta... ¡¡me había entendido!!

Por lo demás... internet no va bien así que aunque lo escribo por la noche, creo que no podré subir esto hasta mañana, pero está escrito en riguroso directo. No sé aún con qué foto lo acompañaré... estoy entre enseñaros mi casa o lo que se ve por la ventana...

LaNegra recorded from Ireland
14.jun.09

miércoles, 17 de junio de 2009

Se acaba una etapa

Dentro de dos semanas hará trece años que trabajo en la misma empresa. De este tiempo, alrededor de ocho años he tenido a la misma jefa. Con nuestros más y nuestros menos, en general habíamos alcanzado un status quo digno. Vive y deja vivir. Los últimos meses borrascosos en esta nueva empresa han sido tensos, pero todo parecía estar llegando a buen puerto. Pasado mañana acababa el plazo de nuestro ERE particular y todos parecíamos a salvo. Hasta hoy. Mi jefa ha comunicado que la cesan. Flop! Ahora la duda es qué pasará con los ‘cargos de confianza’, en los cuales me incluyo.
El fin de semana en las 24 horas de Le Mans fue genial. De hecho, yo pensaba que habíamos llegado al fondo de la V, y que ahora todo lo que viniera sería mejor.
Y aquí estoy, fuera de horario laboral, esperando a que llegue de comer mi nuevo jefe para presentarme y saber si él me puede decir algo de mi, desde hoy, incierto futuro laboral.
En toda mi vida sólo he trabajado en una empresa, y ya parecía que lo mío iba a ser una carrera a la japonesa. Y ya ves. Vaya asco de 2009.

domingo, 14 de junio de 2009

En busca del trébol de cuatro hojas

Pues... ya está. Bueno, ya casi está. Las maletas casi cerradas, la mochila del ordenador casi a punto, la documentación ok, Moby Dick entre las camisetas, la chupa negra fuera con 37 grados a la sombra, yo nerviosita y con insomnio... no nos falta de nada, sólo me queda dejarme llevar.

Hará como un mes que tomé la decisión de que el sitio donde iría a pasar el verano para practicar mi pobre inglés sería Irlanda y, al momento, Madrid se llenó de carteles que, bajo el título “Donde Irlanda te lleve”, prometen una isla sorprendente que no te defraudará. El texto explicativo bajo el dibujo acaba con la promesa de que da igual qué planes tengas para Irlanda, ella siempre tendrá un plan mejor para ti.

Espero que el publicista sea, además de un gran escritor, un poco brujo. Mi plan es aprender inglés... ya os iré contando qué plan tiene la isla. Lo mismo me reserva un trébol con cuatro hojas sólo para mi...

De momento me voy a la cama a ver si duermo un poco.
See you guys!! Tendréis noticias mías.

viernes, 12 de junio de 2009

Memoria de pez

Últimamente hay anuncios de tv muy buenos... hoy he descubierto uno de Mercedes (soy incapaz de recordar el modelo) que empieza con esta frase:

“No estaría mal tener memoria de pez...”

A partir de ahí diserta durante 20 magníficos segundos sobre lo bueno que sería tener memoria de pez y volver a empezar de nuevo cada día, volverla a conocer, volver a enamorarte, volver a enamorarla, descubrir una y otra vez lo maravillosa que es y sentir una y otra vez la sensación que provoca ese descubrimiento... De pronto, cambia la música, todo se para y descubres que, si cada día tuvieras que empezar de nuevo, no podrías llegar a tener un Mercedes, ese coche que no se consigue con dinero, sino con años de experiencia...

Es mentira, pero me gusta. Y más hoy... que cada rato cambio de opinión y si primero desearía haber tenido memoria de pez y ser virgen ante lo que me espera los próximos días, justo después me alegro muchísimo de tener memoria y que todo lo que he aprendido hasta hoy me ayude a partir de mañana.

viernes, 5 de junio de 2009

Ya queda menos

Estoy viva. Que conste. Si no aparezco por aquí últimamente es porque me estoy limitando a ver pasar este año de mierda desde la barrera. Estoy simplemente esperando a que se acabe. Ya falta menos, y por lo menos está llegando el veranito.
El domingo, si véis la final de Roland Garros, fijaros bien en el público... igual veis a una Api saludando desde la grada. Con paraguas. Porque ni eso se va a dar bien este año. Peste de 2009, velay.

martes, 2 de junio de 2009

Coitus Interruptus

Y no estoy hablando de la marcha atrás, no, más bien de que te dejen a medias. No sé si a vosotros os ha pasado alguna vez, a mi me pasó el lunes pasado. Estaba en lo mejor, en el punto álgido, donde la historia rozaba el éxtasis cuando...

...la página 417 me dejó tirada. No estaba, ni rastro de letra. Nada. Ni esa, ni la 418, ni la 419... ni una sola hasta la 449. Eran las tres y veinte de la mañana, y hacía sólo quince minutos que yo había decidido dedicarle toda la noche a ese libro al que le había costado tanto enamorarme, y justo cuando lo consigue... zas, me la juega.

Esta noche le voy a dar su segunda oportunidad. Espero que, “El consuelo”, sea fiel a su título y me haga olvidar que, hace justo una semana, me dejó a medias.