viernes, 10 de enero de 2014

La novia del cantante

Ser la novia del cantante tiene que molar. Y no sólo por ese gustito que entra cuando ves cómo el resto mira con ojos golositos al que llevas del bracete – eso pasa sea cantante o no, a qué negarlo ;) - y tú piensas para tus adentros eso de “mirad, mirad, que tocar, ya toco yo”. No sólo por eso digo, también por las canciones, claro. Porque, confesémoslo, alguna vez aunque sea muy de pasada, todas (¿todos?) hemos deseado ser la prota de una canción de amor.

Saber que alguien ha escrito “esa letra” (cada uno que elija la suya) pensando en ti debe ser la bomba. La putada (grande) es cuando sigues siendo su musa… después de haberle dejado. De una gira a la siguiente y sin pasar por la casilla de salida, pasas de ser la princesa de sus sueños a la zorra sin corazón que le ha dejado plantado. Todas las que antes te envidiaban por llevarle del brazo pasan a odiarte por haberle hecho “taaaaanto daño” (en lugar de alegrarse por tenerlo libre, por cierto) y, lo peor, si la canción es buena te quedas con el título de zorra para los restos.

Un ejemplo práctico: “Eme” de Leiva.


http://www.youtube.com/watch?v=vsNZKeZV_Tk

El tío empieza muy bien con su “Eme, cuando se ponga el sol voy a despedirme. Será como un collage lo que tuvimos”, para, a continuación, venirse arriba y empezar a dar pistas de lo que de verdad piensa: “Eme, cuando se ponga el sol voy a destruirlo. Borrarme la señal de tus colmillos”.

Inmediatamente llega, claro, lo de ponerse en plan víctima “Me dejaste el cuerpo fuera, y la cabeza entera, guardada cerca entre tus trofeos y tus medias”, ¿dispuesto incluso a perdonar o con ganas de devolvérsela?: “Ey te espero fuera”.

La siguiente estrofa nos hace decantarnos por el puritito rencor. Lo que quiere de verdad es revancha, y a lo grande: “Eme, cuando te meta un gol voy a ser un killer, que todo el Calderón me lo chille”. Le ha dejado tan tocado que está dispuesto a cometer una locura “Eme, cuando se acabe este rock, cuando cometa un crimen, cuando nos queme la ambición”, ¿a los dos?, ¿qué nos estamos perdiendo?

Para que nos lo pensemos vuelve al estribillo - y al victimismo -, “Me dejaste el cuerpo fuera, y la cabeza entera, guardadas cerca entre tus trofeos y tus medias”. Pero enseguida nos recuerda quién ha decidido cortar “Meneaste las caderas y me clavé la sierra que se colaba entre tus palabras y mis letras. Ey te espero fuera!” para, a continuación, hacer el amago de ponerse en su lugar “Ya sé que todo está de más, y sé como es de grande, la culpa pesa un kilo más para el que parte”.

Pero al final, volvemos al estribillo “Me dejaste el cuerpo fuera y la cabeza entera, guardadas cerca entre tus trofeos y tus medias”, al victimismo, y a la promesa de venganza “Ey te espero fuera, te espero fuera, Ey te espero fuera”.

Y se vengó… vaya si se vengó… porque ser la novia del cantante tiene que molar mucho sí, pero, definitivamente, no mola todo. Sobre todo si, cuando le dejas, él no sólo te hace una canción rencorosa, sino que para el vídeo te convierte en una marioneta que hace mamadas delante de todos sus fans. En ese caso, por muy bonita que sea la canción… si la prota eres tú no debe de molar nada.