viernes, 28 de noviembre de 2008

La Susi

Por lo visto su nombre artístico era Susie Pop, y los entendidos de la re-movida está que se vive en Madrid en los últimos tiempos dicen de ella que era “la verdadera Nancy Rubia”. Para mi era simplemente “La Susi”, esa que siempre estaba a los mandos del guardarropa del Berlín; esa que, cuando llegábamos a la una de la mañana estaba perfectamente maquillada y cuando nos íbamos, al amanecer, tenía la cara ajada por culpa de esa barba negra como la noche que le asomaba, tenaz, superando ampliamente en altura su ya de por si alta capa de maquillaje.

Nunca supe si La Susi era transexual o travesti, lo que sí que supe siempre es que era una rubia peligrosa con labios rojos que a mi me ignoraba y a Api la odiaba por llevarse al hombre que a ella le derretía el carmín.

Sí, porque a esta rubia tatuada como un presidiario y femenina como una Barbie, nosotras la conocimos por áquel que a Api le decía aquello de que estaba “deschuído”, pero que a La Susi, en cambio, siempre le decía aquello otro de “Susi qué guapa estás hoy”. Y Susi, a puntito de alcanzar el éxtasis, le devolvía el piropo, le regalaba una sonrisa y le hacía hueco a nuestros abrigos.

Api me lo ha contado esta mañana: tía, que sale en el periódico que La Susi se ha tirado por el Viaducto. Según los papeles, La Susi ha palmao “al lado del Viaducto”, lo que no aclaran es cuánto de al lado, si en el suelo de la calle Bailén o en el de la calle Segovia, donde el al lado se convierte en muy abajo.

En el periódico también dicen que La Susi se llamaba Jesús, Jesús Galindo. No se me ocurre nada mejor que desearle que, allá donde esté, la rubia encuentre algún “deschuído” que sepa derretirle el carmín.

martes, 25 de noviembre de 2008

La sonrisa de Mona Lisa

Yo sé que ya tengo eso que llaman “una edad”. Y también sé que lo de reproducirse y todo eso es una ley natural. Instinto de supervivencia y bla, bla, bla. El problema es que hoy me han dicho, así a la cara y sin inmutarse que a los 35 a las tías nos entra una especie de no sé qué que nos empuja hacia la maternidad.

El abajo firmante de tal teoría era uno de mis compañeros de inglés, el alternativo andaluz con pinta de comprensivo, el mismo que hace diez días mantenía que las tías siempre que nos acostamos con alguien queremos un futuro. El caso es que, en ese momento, he aguantado mi instinto – o sea, las ganas de mandarle a la mierda - y me he mantenido firme, serena, incluso he intentado poner una sonrisa de esas que quieren (aunque no pueden) parecerse a la de la Mona Lisa. Vamos que he intentado no inmutarme y hacer como que no me estaban dando ganas de decirle tres cositas sobre las tías y los tópicos.

Pero hace diez minutos, estaba viendo la tele y, sin comerlo ni beberlo, un pensamiento ha cruzado mi mente: “¡¡¡joder, me quedan poco más de 15 días para los 35 y la última vez que he tenido un bebé cerca me he abalanzado sobre él para darle el biberón!!!”. Y me ha entrado miedo.

Así que... aquí me tenéis, escribiendo un post para exorcizarlo, y ensayando sonrisas para disimular si al final resulta que el tópico – el demonio no lo quiera – es cierto. Pronto lo sabremos. Comienza la cuenta atrás...

lunes, 24 de noviembre de 2008

Táctica y estrategia

Desde que tenía 15 años mi mejor amiga me dice aquello de que para ligar tengo que seguir una táctica. La suya es “engañarle un poco” porque según ella, “para cuando se da cuenta de que era mentira ya está enamorado de ti y el asunto está resuelto”. Yo llevo 20 años diciéndole que a mi eso, no me sale, así que ella, en su desesperación por no haberme colocao, me sugiere como segunda táctica la de “hazte un poco la tonta tía, que eso no es tan difícil”.

Y yo, aunque con éxito desigual, pues lo intento. Más que la tonta, así como que no quiere la cosa alguna vez me he hecho la despistada y, como en realidad lo soy, pues el papel de “uy, qué despiste” casi lo bordo. Con esa táctica he conseguido algún que otro trofeo digno de mención, aunque he de reconocer que en el 90% de las ocasiones el despiste empezó siendo verdadero, a medio camino me di cuenta de que podía aprovecharlo y lo hice. Así que... sólo medio punto a mi favor.

La otra táctica que he practicado alguna vez es esa tan tontona de dar por hecho cosas para que te las desmientan... o no. Sí, es lo que estáis pensando. Tú sueltas ese “¿y tu novia qué dice?” y mientras cruzas los dedos de los pies para que él diga aquello de “pues nada, porque no la tengo”. Y ahí ya... te encomiendas y, según el grado de valentía (tuya) y embriaguez (de ambas partes), haces lo que buenamente puedas.

Lo que ocurre es que esta última estrategia una vez me salió rana. En plena ebullición alcohólica de fiestas patronales, me encontré con un antiguo compañero de instituto con el que nunca me enrollé más por falta de ganas que por falta de ocasiones. El caso es que, años y litros de calimocho después, una noche me entró curiosité de la mala. De esa de... “¿y a éste, porque no me lo follé yo cuando pude?” y me arrimé y se dejó. Pero yo, en mi infinita torpeza, en lugar de seguir arrimando, cometí el error de seguir pensando, y claro pensé que a lo mejor tenía novia. Pero esa noche, en lugar de seguir mi habitual máxima de “el que tiene novia es él”, me dio por usar la vieja táctica: “¿y tu novia qué dice?”. Y él decidió cobrarse en una sola todas las noches de aquel verano que me esperó en la puerta del bar donde yo curraba para que al final, nunca me fuera con él. Me miró, puso sonrisa condescendiente y dijo: “mira LaNegra, cómo se quiere enterar disimuladamente de si tengo novia”.

Nunca, nunca, nunca me había sentido tan ridícula. Pasé uno de los peores momentos de mi vida. El calimocho se me bajó a los pies y el subidón un poquito más abajo. Supongo que eso debe ser la humillación. Por eso, desde esa noche de septiembre, no he vuelto a usar esa táctica. Por eso, cuando Api me la ha sugerido esta tarde, he dicho no. Porque recuerdo el ridículo como si fuera hoy. Definitivamente, las tácticas no son para mi. Tendré que probar con las estrategias...

jueves, 13 de noviembre de 2008

¿Somos nosotras… o son ellos?

A ver… que me ha surgido a mi una duda. Bueno no, dudas no tengo, yo lo tengo clarinete, pero lo expongo aquí, por si alguien quiere opinar…

En mi clase de inglés de esta mañana hemos empezado a hablar de las vivencias en el extranjero de mis compañeros de clase cuando han estado fuera para aprender inglés (yo, lamentablemente, no tenía experiencia alguna que aportar), y hemos terminado hablando de sexo. El debate ha derivado en si las extranjeras son o no más abiertas que las españolas en el temita del sexo sin compromiso. Todos creían que sí, e incluso a uno de ellos los ojitos se le ponían del revés mientras recordaba a las vikingas que conoció en su añito en Inglaterra.

El caso es que según ellos el problema lo tenemos en España donde, por un problema generacional, hemos sido educados en al creencia de que el sexo sin amor es un pecado. A esto le añadían la coletilla de “nuestra generación” (aclaro aquí que todos los presentes en la sala podríamos haber protagonizado la serie aquella de Treinta y tantos). Y claro, ventajas que tiene una de que le guste salir por ahí con criaturas que además son del sexo opuesto, yo sí que podía comparar (aunque sea por experiencia ajena) nuestra generación con los que vienen por detrás.

Y así he procedido a exponer cómo cada lunes por la mañana cuando mis colegas me cuentan sus andanzas yo siempre acabo con la sensación de: “¿qué coño hice yo hace 10 años?”. Según te lo cuentan ellos parece que echar un polvo un sábado por la noche es más fácil que encontrar un sitio donde el ron no sea de garrafa, pero claro, va a ser que en mi época garrafa también había, pero los polvos estaban carísimos.

Los tiempos definitivamente han cambiado (ya lo comentó Federiko en uno de sus últimos post) y las tías se han liberado. Para ellas el “qué van a pensar de mi sí…” ya no importa y simplemente hacen lo que les apetece, es decir, si les gusta un tío, le entran. Hasta ahí todo correcto, y todos contentos, sobre todo ellos que llevan toda la vida diciendo aquello de “las tías no folláis porque no queréis”. Parece que ellas ya quieren, así que ahí están ellos dispuestos a satisfacer sus necesidades, o al menos a intentarlo... Unos caballeros siempre dispuestos a ayudar a las damas…

Hasta ahí todos contentos. Las viejas generaciones nos alegramos de que las nuevas no sufran lo que sufrimos nosotr@s. Sin embargo, la realidad es bien distinta. Esta libertad y este buen rollismo existe el sábado por la noche, puede que persista el domingo, pero en el 99’9 % de los casos no llega al lunes. Las elementas aleatorias que son perfectas para follar el sábado por la noche no tienen apenas posibilidades el lunes por la mañana, porque claro… igual que ha follao conmigo sin conocerme de nada… lo habrá hecho con otros en sábados anteriores, así que, aunque la chica me guste, mejor no, porque “esta pa novia no es”. Señoras, por si no lo sabían se lo aclaro: los caballeros las prefieren vírgenes.

Resumiendo,en 2008 como antaño, ellos ganan en todo: follan más que antes y se comprometen con las mismas de siempre.

Sin embargo, dejadme añadir que eso no es lo peor, lo peor es que cuando yo he intentado explicar que, al final, con esa doble moral de los tíos, una sabe con certeza que si conoce a uno y decide follárselo sus posibilidades de futuro con él se reducen drásticamente, sólo me ha dado la razón el único gay que había en la habitación. Los machitos ibéricos - en sus dos acepciones de pijito madrileño con pinta de latin lover y alternativo andaluz con pinta de comprensivo - me lo han negado. Mientras el pijo decía que ellos no piensan que si te acuestas con un tío la primera vez seas una guarra, el alternativo añadía que el problema es que nosotras siempre queremos un futuro. El pijo se ha sumado a la causa y al final frente común: yo estaba exagerando. El gay seguía de mi parte.

Después del “exageras” he intentado explicar que no, que nosotras queremos lo mismo que ellos: echar un polvo y pasarlo bien, y si el polvo nos gusta, repetir, y si no nos gusta, pues hasta luego Lucas. La única diferencia es que si yo me follo a un tío la primera noche, pensar que eso él lo hará con todas no me produce ningún trauma. Sin embargo, en el lado contrario, y personalizando, tíos que piensen lo mismo que yo y que les de igual si eso lo hago con todos, con ninguno o con él porque es él, de esos de momento – y hace ya unos cuantos años que estoy en el mercado – yo me he encontrado con uno… ¿o ninguno?, no me acuerdo.

martes, 11 de noviembre de 2008

El lujo entra en barrena


Por supuesto que hay crisis. Yo hasta hoy no lo había notado, a qué negarlo, pero píer me ha abierto los ojos: el jueves por la mañana vuelo a Tokio ¡¡¡en turista!!!. Rápidamente he llamado a confirmarlo y que sí, que efectivamente en turista me voya doblar las 2+14 horas (madrid-london-tokio). He intentado desapuntarme pero al ser la tarifa más barata del mercado, ya no hay devoluciones y tampoco es cuestión de ir dejando mal a la cabecera que me ha conseguido la Iberia Plus Oro.
Y si el lujo entra en barrena.... que Pikatxu nos ampare.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Mami qué será lo que tiene el negro

Ayer estaba medio enferma y hoy después de vomitar y no conseguir templarme, me he vuelto a casa desde el trabajo. Esta fatalidad laboral me ha permitido, entre sueño y sueño provocado por los frenadoles, escuchar un ratito la radio de por la tarde que hoy, inevitablemente, hablaba de lo de mañana.

Y lo de mañana parece que va a ser que por primera vez en su historia EEUU tendrá un presidente negro. O casi, porque Obama es mulato. El caso es que si tenemos en cuenta que, como contaban hoy en la radio, cuando él nació (1961) en algunos estados de USA el matrimonio entre dos personas de distinta raza era ilegal, el hecho de que menos de 50 años después el hijo de uno de esos matrimonios vaya a ser el presidente de ese país es la bomba.

Un amigo que vive en Washington suele decirme que allí pronunciar mi nombre pasa de lo políticamente incorrecto hasta casi rozar el delito. Al parecer, llamarme Negra, sería mucho peor que escupirme en la cara. Y quizá por eso, por tanto remilgo, por tanta falta de naturalidad, me sorprende más que vaya a ganar “el negro”.

La verdad es que, si echo la vista atrás, os podría decir que se veía venir. Cuando se enfrentó a Hillary, yo daba por hecho la victoria de ella. Pero no, ganó él, y mi conclusión fue: son racistas, pero son aún más sexistas, prefieren a un negro (mulato) que a una mujer. Sin embargo, seguí pensando que, al final, lo políticamente correcto sería enterrado por los prejuicios raciales y que, en el anonimato garantizado de la urna, la gente dejaría ver su verdadero yo, ese que, en la intimidad, a mi me llamaría Negra con la peor intención.

Sé que ese pensamiento es también un prejuicio hacia los estadounidenses. Intentaré no ser yo quién peque de políticamente correcta aquí. Esos prejuicios existen y yo los tengo. Creo que se creen el ombligo del mundo y me pongo enferma cuando alguno de ellos dice que votará a McCain porque es un soldado. Tampoco me gustaría que votaran a Obama sólo por el color de su piel. Deberían votar, a cualquiera de los dos, por sus ideas y, afortunadamente, habrá gente más allá del tópico que lo hará.

En algo más de 24 horas tendremos la respuesta definitiva y descubriremos qué será lo que tiene el negro. Si gana Obama yo me alegraré. Primero porque me parece el más abierto de los candidatos y después porque es mulato. Un tío que se ha criado entre asiáticos y no es ni negro, ni blanco, sino la mezcla de los dos.