miércoles, 31 de octubre de 2007

Cuando la realidad supera a la ficción


Antes cuando Patricia Gaztañaga tenía un talk-show de esos en los que la gente iba a opinar sobre un asunto, cada vez que se trataba el tema de la anorexia incomprensiblemente mi madre me llamaba para preguntarme si había merendado. Yo trataba de explicar, no ya que con mi estatura y mi peso no fuera por ahí diciendo que temía que su hija fuera anoréxica para no tener que ver esos ataques de risa histérica entre el personal, si no que la merienda es cosa de niños y de viejos. Y que no estaba yo en ninguno de los grupos de riesgo.

Ahora la misma presentadora tiene su ‘Diario de Patricia’, donde la gente se remanga y cuenta sus penas y vergüenzas y busca a otra gente que hace décadas que no ve. Tengo que decir que me pasa como con los McCann, que no tengo una opinión clara sobre ellos. Las pocas veces que he sido telesufridora del programa a veces pienso que hay que ver lo que es capaz de contar la gente por salir en la tele, y otras veces que pobrecillos y que mira cómo lloran cuando les aparecen familiares de antes de la guerra, literalmente.

Pues bien. El domingo que contó mi madre esta historia, que me recordó sin duda a lo que se oye muchas veces desde esos sofás de colores de la tele. Al parecer en el año 1940 mis abuelos tuvieron una niña, que se murió a los cuatro meses. Así que decidieron sacar otra niña del hospicio y criarla. La criatura tenía dos meses y la cuidaron hasta que a los cuatro años la reclamaron del orfanato. La única forma de que mis abuelos pudieran conservarla era pagando 100.000 pesetitas de la época. Imposible. Así que se la quitaron.
Luego nacieron mi madre, mi tío y mi tía. Y de la niña ‘reclamada’ nunca más se supo. Hasta que la semana pasada, esa ‘niña’ se puso en contacto con mi tío. Tiene 66 años y vive en Valencia. Al parecer alguna vez tuvo la intención de ir a la tele para buscar a mi familia. Ahora se ha decidido a buscarnos. Y no ha hecho falta ir al circo. Preguntando en registros, y curioseando un poco nos ha encontrado. La pena es que mis abuelos ya no van a poder volver a verla, pero desde luego como historia –bonita- no tiene precio.

Feliz puente. Para los que lo tengan, me refiero.

lunes, 29 de octubre de 2007

En estas navidades...














No sé si es puro consumismo. No sé si es pura gula. No sé si es sólo una especie de ridícula tradición. No sé qué es, pero el primer día del año en que voy por el pasillo de un supermercado y veo el resplandor dorado de una tableta de turrón de chocolate Suchard, me tiro en plancha, cojo una y la pongo en la cesta como un cazador orgulloso que acaba de cobrarse la primera pieza de la temporada. Normalmente, después llego a casa, la poso en algún lugar muy visible y espero en que llegue el momento de abrir y cortar la primera tira.

Ayer me pasó. Yo sólo había ido al Carrefour en busca de básicos de temporada (camisetas Tex blancas y negras – precio competitivo y calidad excelente -), pero los de temporada no son al parecer los colores básicos, así que después de echarme otro par de camisetas y un bonito jersey de esos de fondo de armario (llamadme rara, pero parte de mi fondo de armario es de lo que yo llamo boutique Pryca (léase “butíq praica”) enfilé el pasillo central en busca de algo de beber y, de pronto, inesperadamente (yo pensé que la Navidad empezaba en noviembre, no en octubre), allí estaba... en uno de esos destacados de los laterales, un resplandor dorado me cantaba al oído: “en estas navidades, turrón de chocolate....” Y yo continué: “en estas navidades, turrón de Suchard”, y me eché a la cesta la primera tableta de la temporada 2007.

Normalmente, me la como, tiki-taka, en tres o cuatro días, a razón de dos filas por noche, a veces tres, y no vuelvo a probarlo hasta el año siguiente (mi madre no suele comprarlo). Pero, alguna vez, sale la enorme gula que llevo dentro y me echo otra más. Tiki-taka. No me la suelo acabar. Acabo de echarme la primera tira de la temporada. A vuestra salud. Ya os contaré...

miércoles, 24 de octubre de 2007

Tocadas y hundidas


Comunico que la página está dejada de la mano de dios por enfermedad de las protagonistas. Flojas, que somos unas flojas.
La Negra está en la cama, echando un tetris para sentir que no pierde el tiempo del todo estando sin trabajar. Mientras, yo sobrevivo a base de frenadoles (un invento los efervescentes, oyes, no apollardan tanto como los sobres) y rhinospray.
Volveremos por aquí cuando la salud nos lo permita.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Me muevo a mis anchas entre la farándula

Ya soy Socia de Honor del Club de Amigos del Queso Idiazabal de Pastor. Tengo un pin de plata con forma de kaiku que lo acredita. Y os acredito también que ha sido una de las comidas, si no la que más, más divertidas en la más de una década que llevo trabajando. Yo he llegado y me han presentado a los que me acompañarían en el estrado: Pedro Olea, Amaya Uranga, Imanol Arias… Y allí nos hemos subido, nos han hecho entrega y hemos bajado a las mesas. A comer. Mientras estaba arriba, mi pierna derecha estaba incontrolada. Los nervios se me manifiestan ahí, que le vamos a hacer. Mientras todo ocurría yo miraba sin parar a Raúl Sueño Su Boca, ese gran cantante, y me sonreía. Debía de pensar que eran los nervios del principiante. Con razón. Ya antes de subir el guapo oficial se ha fijado en mi camisa, comprada en Tarifa este verano, y me ha dicho “mala mujer”, esas son las que me gustan. Yo he puesto dientes y he tirado para arriba.

Al sentarnos a comer, he visto mi nombre al lado del gran Antonio Mercero. Y allí que hemos estado paliqueando toda la comida. Hasta que he caído en que él dirigió Verano Azul. De vez en cuando me dame en la pierna una tobita y me decía que qué maja y qué humilde. Yo le hablaba de Piraña, y de el rubio, que no me acuerdo del nombre y él me lo aclaraba. Y le decía que mi generación había crecido con sus historias. Me ha preguntado que cuál había sido mi episodio favorito, y ya le he dicho que favorito no sé, pero del que más me acuerdo es de aquel en que entran en una casa abandonada y hay un muñeco que siempre me dio mucho miedo. Me ha dicho que ese no era de los mejores. Y que la idea fue hacer 20 capítulos, pero que el último era muy complicado, porque salía un bosque ardiendo y Piraña acababa estando en peligro… y que para acabar con la complicación lo dejaron en 19 y a correr.

Yo he seguido con la muerte de Chanquete que marcó a toda mi generación y me decía que sí, que claro. Y que una vez una señora le paró por la calle y le dijo que era un salvaje por sacar esas cosas. Y ahí he resuelto una duda que siempre tuve. Si Frasco murió mientras en la tele veíamos la muerte de Chanquete. Siempre pensé que sería una leyenda urbana, como la de la mermelada de fresa y Ricky Martin. Pero no, que fue verdad, y que Frasco era el hermano de Tip. De los Tip y Coll, aclaro.
Y en esas estábamos cuando ha mirado a la presidencia de la mesa y allí estaba Amaya Uranga un poco mustia, y Mercero me ha confesado que siempre le había hecho ilusión preguntarle cantando si ¿Eres túuuuuuuuuuu? Y le he dicho que preguntara, que preguntara, que yo tenía ahí la cámara de fotos que graba vídeos también y que me avisara que yo grababa y se lo mandaba por mail. Al final se ha arrancado y de lado a lado de la mesa le ha preguntado Amaya, ¿eres tú? Y como debía de ser la segunda o tercera vez que se lo preguntaban … ha dicho que no, que ella es la otra.

Yo para mi que Mercero –llámame Antxon con tx- se ha quedado un poco decepcionado. Igual de decepcionada quedé yo con la poca conversación que me dio hace unos meses uno de los actores más guapos del cine español. Al final Mercero quería saber. Y yo he confesado. Y él ha asentido. Me entendía. Yo le decía que ya no hay actores como Imanol, que da gusto verles, oírles… y él me miraba, sonreía y le decía a Imanol que daba gusto la gente como él. Al final me he tenido que levantar explicando que me habían hecho una faena poniéndome en la mesa presidencial, porque a ver quién es el guapo que se levanta el primero, pero que lamentablemente era la única que tenía que trabajar esta tarde y que trabajo obliga.
Antxon hemos hecho un intercambio de teléfonos y se ha despedido con un ‘me gustaría volver a verte’. Yo le he dicho que por supuesto maestro.
También me he ido de allí con la promesa de una larga entrevista con Imanol. Y, por supuesto, con un estupendo queso Idiazabal de pastor, que pienso compartir cualquier noche de estas con Tigris. Eso sí, el vino corre de tu parte.

Pd. tengo una foto perfecta para ilustrar, pero me da error
pd2. me dice miamigofelixcuandolleguesalcielo que me ve protagonizando la versión erótico-festiva de Verano Azul.

lunes, 15 de octubre de 2007

No me lleva la corriente


Aunque el viernes era fiesta, Fiesta Nacional, yo tuve que venir a trabajar. Así que el único puente que he visto estos días ha sido el de Vallecas. Satisfactoriamente, añado.
Hoy he decidido hacer un estudio sociológico. Ver cuántas personas me preguntan por mi puente y apuntar sus respuestas.

Por la tarde os cuento.
Espero que hayáis tenido todos un feliz puente.
Yo ya tengo un día más de vacaciones acumulado.

jueves, 11 de octubre de 2007

Nos vemos en Facebook


Acabo de abrir una fuente más de ansiedad en mi vida. Si cuando llego al trabajo lo primero que hago es sentar el móvil en un sofacito que tengo junto a la pantalla del ordenador, conectar el Messenger, abrir el correo corporativo, el de Yahoo y el blog… ahora también formo parte de Facebook. De momento, sólo tres amigos, así que animaros (http://www.facebook.com/) y nos vemos por ahí.

martes, 9 de octubre de 2007

Fresh Banking

Estoy perdiendo el norte. Eso o es que me he dado al fresh banking y me estoy convirtiendo en ING Direct…

El caso es que Api comenta que su táctica para ligarse a alguien (bueno vale, quién dice ligar…) es básicamente la del bizcocho borracho, sólo que en lugar de empaparlo en mistela o anisete, Api los engaña con aquello de conozco a unas rubias que te quieren conocer, y les funde a cervezas (ellos no saben a quién se enfrentan).

LaurenMi por su parte, una vez que detecta esa cara de “dime que si voy a tu casa ¡ya!” (qué grande, yo nunca he sabido interpretarla a ciencia cierta), hace algún tipo de pregunta. La última (de ayer mismo) me parece superior: “Vamos a ver supermodelo a mi casa?”. ¿Qué os parece la perla? Si queréis ligar con tías estilosas, anotad, que esta juventud tiene mucho que enseñarnos.

Y luego estoy yo, y mis nuevos métodos de comunicación… directa.

Anoche, en un arranque de no sé qué (probablemente vicio) entré en google y escribí “RENFE” y a continuación le di a buscar (ahora que lo pienso lo raro es que no le diera al “Voy a tener suerte”). El caso es que a la primera tenía frente a mi el buscador de horarios de cercanías. Introduje la estación de origen (la más cercana a mi casa) y la de destino (la que hace transbordo con la línea 8 de metro) y le di al botón. A continuación hice un pantallazo de los horarios y lo envié por el Messenger. Debajo sólo añadí: “me debes una cena”.

Lástima de puente… la semana que viene os cuento si el fresh banking sigue creando clientas satisfechas… o no.

Beber es vida


LaurenMi, me la juego. Otro post bajo los efectos del alcohol. Llevaba unos días añusgada, ni escribía ni aparecía por aquí. Nunca pensé que llegaría al límite de reconocer que estoy viviendo para trabajar. Quién me lo iba a decir a mí. Nadie es perfecto.

Pero hace cosa de una hora nos han convocado a una reunión, en la que ha dado su discurso Lluvia Amarilla. Yo he preferido dedicarme a otro tipo de líquido amarillo, más fresquito y bastante más atractivo. La entrada ha sido perfeeecta. Nada más pisar el último escalón, con un suave movimiento he pillado la última cerveza de la bandeja. Ovación entre el público. Tantos años trabajándome el canapeo tenían que notarse.

Y así, mientras unos y otros se dedicaban halagos, yo me dedicaba a lo mío. A dolor. Hasta que me he dado cuenta de que nos quedábamos solos bebiendo Bic y yo. Bic ha dejado el vaso. Yo me he subido con mi tubo de laboratorios Mahou hasta mi mesa. Y ahora lo tengo aquí delante de la pantalla. Vacío. Como un trofeo de caza. Eso, o para que cuando esta semana me corte las venas, metan ahí la sangre y, por lo menos, la aprovechen para donar. Sigo a lo mío.

domingo, 7 de octubre de 2007

La verdad sobre perros y gatos

No sé si veríais esa peli. Yo sí, y me encantó. Supongo que porque me sentí identificada. En esa época a mi me acababa de pasar algo parecido a lo que le pasa a la protagonista, un tío habla con ella pero se quiere follar a otra. Una es la guapa con un cuerpo excitante, la otra lo único que tiene excitante es la conversación. Yo me enamoré del mismo tío que mi mejor amiga, pero se lo quedó ella. Él se quedaba hablando conmigo hasta la madrugada, y luego se iba a la cama con ella. El caso es que cuando vi la peli me acababa de pasar, y bueno... me hizo ilusión que, al final, en la peli el chico se quedara con la morena bajita que, como diría Sabina, “no estaba mal”.

Esta tarde la he vuelto a ver – los domingos por la tarde que no voy a La Latina, me entran unas ganas locas de ver comedia romántica, ¡qué le vamos a hacer! – y he descubierto una pregunta sobre este mismo tema que no recordaba. Uma Thurman (la guapa) le dice a Janeane Garofalo (la que no está tan mal) que lo mejor para saber a cuál de las dos quiere el chico es preguntarle algo así como a quién se llevaría durante tres años a una burbuja reserva de la biosfera, a la mujer del año de la revista Time o a la chica PlayBoy del año.

El prota, Ben Chaplin (increíble lo que se parece a Raúl, el 7 del Madrid), no responde, así que me he quedado yo con la duda...
Y vosotr@s... ¿a quién os llevaríais?

Yo es que lo estoy pensando y si es para tres años y no para toda la vida....

Pd. Se agradecerá la sinceridad, así que... no dudéis en usar el anónimo de los comentarios ;-)

martes, 2 de octubre de 2007

Lo importante es poder hablar


Estaba yo e-charloteando con tigris –quien por cierto ya se encuentra entre nuestra gran familia de lectores- y ha surgido el tema de los móviles. Que él es contrario a estos aparatejos, pero que frente a su anticonsumismo congénito pesó más la posibilidad de tener un nuevo medio de comunicación. Así era, además, más probable volver a ver a las señoritas que conocía por ahí. Función: controlar posibles ‘víctimas’. Algo muy parecido a la experiencia de LaurenMi Selección. LaurenMi se hizo con uno después de que le dejara su primera novia. “Me lo compré como uno de mis primeros signos de independencia, y para poder almacenar números porque empecé a salir a dolor (cosa que antes nunca había hecho)”, me aclara.
En mi caso, tengo móvil desde hace más de diez años. Siempre a la vanguardia. Mi madre me regaló un Alcatel One Touch, con pilas, como el de la foto –pero en azul- para tenerme localizada. Función: control maternofilial.
Me consta que la negra se compró un móvil para evitar verme la cara cada vez que usaba el mío (como aparato receptor) y me gastaba la batería. En definitiva, para mantener las relaciones caseras bajo control.

Lo que me despista un poco es lo del banderillero, que claramente se lo compró para tenerlo desconectado...

lunes, 1 de octubre de 2007

¡Sobreviviré!

Habréis notado que últimamente os tenemos un poco desatendidos. Api es que tiene una agenda muy... apretada, últimamente, y yo pues... hago lo que puedo por apretar la mía. El caso es que yo llevo unos días intentando escribir algo más consistente que mi última intervención (me dejé llevar por el momento), pero es que cada vez que me ponía aparecía sobre mi la sombra del Banderillero diciéndome aquello de ese “toque de realismo negativista tan tuyo”, y, antes de empezar, me venía abajo.

Estoy tristona. Hay días que me río por no llorar, y la mayoría directamente, lloro por no reír. El caso es que intentando quitármelo de encima, el viernes decidí que todo era culpa de septiembre, que se me había dado mal, pero, como ya acababa no problem. Que me tengan que operar, no problem. Que en el trabajo me vaya mal o mejor dicho, no me vaya, no problem. Que últimamente llegue a fin de mes fatalín, no problem. Con octubre todo iba a tener solución. Y además, desde aquí lo digo, gracias al-artista-antes-conocido-como-gurb, no todo el mes ha sido para olvidar.

Así que me planté en el viernes pensando que ya estaba hecho, máxime si tenemos en cuenta que el sábado y el domingo mi plan era no socializar nada más que con el chico del kiosko al bajar a por el periódico. Pero, quiso la fatalidad que en medio de mis sueños de la siesta del sábado tarde se escuchara un “pi-pí” lejano que me hizo entrar en una especie de pesadilla y me despertó. Cuando me di cuenta de que era mi teléfono me levanté y miré. Un mensaje recibido. Mi casero. Le dije que sí, y un rato después quedaba con él en el bar de siempre.

Mi casero es un buen tío, o al menos lo parece. Nos llevamos bien y, cuando quedamos, solemos estar un par de horas de charla como si fuéramos viejos amigos. Casas, coches, el trabajo, los temas no son muy variados pero la conversación es amena. El sábado no varió, la cita seguía el guión habitual, pero él tenía mala cara. Al final lo soltó: se acabó mi suerte. Tengo que dejar mi/su casa. Creo recordar que sólo pestañeé. Al cabo de un rato reuní fuerzas y solté un “qué pena” que – juraría – le dolió más a él que a mi.

La sensación fue más o menos la de un “coitus interrumptus”, paran cuando falta lo mejor. Mi historia de amor con mi casa (si hay alguien – que me extraña – a quien no se lo haya dicho aún se lo digo ahora: “me encanta mi casa y estoy encantada de vivir en ella”) tiene fecha fin. Sé que aún me pueden ir más cosas mal, y que nada de lo que me pasa es grave, pero... qué queréis que os diga. Este fin de semana he sido la viva imagen del desánimo.

Aún así... anoche (no sé exactamente la hora, pero probablemente sería ya octubre), de repente, tuve una de esas revelaciones que a veces me proporciona la televisión. La encendí por inercia, como siempre, para que hiciera ruido mientras cenaba, y por esa misma inercia le di al 1 en el mando. Estaban dando la segunda parte de Bridget Jones. Me quedé. Y cuando el desánimo iba a entrar conmigo en octubre – uno de mis meses favoritos – esa periodista gordita y patosa, que escribe diarios y siempre habla y come de más, dijo:
“La felicidad es posible. Aunque tengas 33 años y el culo como dos balones de fútbol”
Y en ese momento me reí con ganas por primera vez en todo el fin de semana y pensé: “Sobreviviré”.