viernes, 27 de marzo de 2009

Caminito del INEM

Pues nada. Aunque a estas horas Api estará soñando que fue un sueño, no lo ha sido. Mi despido es real. Os diría que mañana mismo marcho al INEM, pero va a ser que no, porque – es lo que tienen los despidos sin preaviso – oficialmente estoy de vacaciones. Zapatero se libra de momento, mi numerito, y el de mis seis compañeros de departamento (y amigos), no suma este mes, seré una parada de abril, ese mes que tan poco me gusta.

Cuatro años pensando que tengo que cambiar de vida, y ahora no me queda otro remedio que hacerlo. Ya os lo iré contando. De momento, caminito del INEM, voy a hacer un par de paradas obligatorias. La primera en el banco. Voy a ingresar el cheque no sea que los del despido-sin-criterio se queden sin fondos. La segunda en el bar. Esto hay que regarlo.

Si en los próximos días no escribo, puede ser por dos cosas: resaca o falta de humor. Pero como todo se pasa, volveré y si en los próximos meses os digo que no escribo porque no tengo tiempo, no os lo creáis, será mentira ;-)

martes, 24 de marzo de 2009

Clasismo de WC















“En 1955, Rosa Parks tenía 42 años. Afroamericana, natural de Montgomery, Alabama, e hija de un carpintero y una maestra de escuela. De profesión, costurera. Pero además, secretaria y ayudante en la Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color. En aquellos años, los negros sufrían en EEUU la humillación -especialmente en el sur- de no poder compartir con los blancos los mismos lugares públicos: escuelas, restaurantes, salas de espera... la segregación llegaba al punto de que en los baños se mostraban letreros de "sólo blancos" o, directamente, "negros no".” *

Aunque en realidad este post no empezaba así... lo que yo había escrito, se parecía más a esto:

“Desde el 20 de enero, si la memoria no me falla, en Estados Unidos hay un presidente negro. El día de la investidura, además de verlo por la tele, escucharlo por la radio y criticar/alabar el vestido de Michelle, todos pudimos oír o ver la historia de Rosa Parks, aquella mujer negra que se negó a levantarse de su asiento del autobús para cederle el sitio a un blanco.”

La historia me vino a la memoria el viernes pasado cuando, al levantarme a por un café para sobrellevar el sopor de currar en puente, me encontré el cartel que veis arriba – purito directo, esta vez la foto es mía – en la puerta del baño de mi zona de la oficina. Mi comentario al volver, además del “no doy crédito” fue “la siguiente será que los negros vayan – vayamos – a la parte de atrás del autobús”.

Pensaba contar que ipso facto avisé a las amigas que curraban ese día: “cuando vengáis de visita, subid o bajad meadas por lo que pueda pasar”. Iba a decir que ellas respondieron con un abanico de posibilidades que iban del “ostras. Sí, que es fuerte!” al “es q me dan unas ganas de ir a hacer pis” pasando por el – más al estilo Rosa Parks - “yo desde luego, si me meo, voy a pasar”.

Pero cuando hace cinco minutos he descubierto que los carteles de “negros no” en la puerta de los baños no son nuevos, me he dado cuenta de que sobran las palabras. En el cortijo donde curro no son originales ni para eso... qué le vamos a hacer. Cuando una imagen vale más que mil palabras, no merece la pena escribirlas.



* Fuente (y lectura recomendada): http://www.educahistoria.com/cms/index.php?Itemid=103&id=160&option=com_content&task=view

** MBlue, gracias por el titular.

miércoles, 11 de marzo de 2009

11-M

Vuelve a ser 11-M. El tiempo pasa tan rápido, que esta mañana he alucinado cuando he oído en la radio que hace ya cinco años. Me acuerdo de aquel día tan bien... De lo que hice, de cómo me enteré, de la radio sonando sin parar, del silencio al salir de casa. Un silencio profundo que sólo rompían las sirenas que se oían a media distancia, desde el Gregorio Marañón. Un silencio que se amplificaba con el sonido amortiguado de los neumáticos de los coches sobre el asfalto de la calle O’Donnell. Supongo que, en el silencio, podíamos oír lo insignificante.

Yo no perdí amigos aquel día, pero sí que me sentí parte de ese sentimiento de incredulidad colectiva que flotaba en el aire. Después, sólo un día después, vino lo que vino y dejamos de estar todos en el mismo bando. Quizá por eso, en sólo cinco años, ese titular a cinco columnas que se ve en la foto es hoy una noticia que pasa desapercibida entre el resto de titulares de la jornada.

El tiempo pasa tan rápido que cuando cierro los ojos y pienso en ello, aún oigo perfectamente el sonido de los neumáticos sobre el asfalto de O’Donnell...

martes, 10 de marzo de 2009

Hace un año más o menos...

...escribí un post en el que hablaba de una tía que iba a cambiar de vida y llamaba a la radio a ver qué tal tiempo iba a tener para hacerlo. La llamada me llamó la atención y procedí a comentar. Hablé de ella y de cómo, después de colgarse de un tío, ambos habían dejado sus trabajos, vendido todo lo que tenían e invertido el dinero conseguido en comprar un barco para vivir en él mientras recorrían el mundo.

El viernes, antes de meter el cd de Reservoir Dogs y empezar a cantar, justo cuando yo empezaba ese viaje casi perfecto que os contaba en el post anterior, en la radio Gemma Nierga le daba una sorpresa a Juan José Millás: tenía en antena a la chica del barco, a esa que hace un año lo dejó todo para cambiar de vida. Y ahí, cuando todos la hacíamos hablando desde una radio de barco, con el ruido del mar de fondo, la chica sonó alto y claro: estaba sentadita junto a la presentadora en el estudio de Barcelona.

El maligno tono de voz de Juan José Millás cuando dijo: “ajá, has fracasado entonces”, fue pelín cruel, pero reconozco que yo también lo pensé aunque ambos nos equivocábamos: la aventurera no había fracasado, sólo estaba visitando a la familia en Barcelona. Hoy mismo (bueno ayer, que son más de las doce) volvía a Malta donde estaba atracado su barco para seguir con su viaje.

Como era de esperar el año pasado, la navegación sigue sin ser lo suyo, pero en compensación hablaba con verdadera pasión de la vida en los puertos. Por lo visto hay una amplia fauna de este pelaje por el Mediterráneo, gente que se dedica a navegar poquito y atracar muchito, que van de un puerto a otro y al llegar se instalan allí, en su casa flotante, por un tiempo que oscila entre uno y tres meses. Tienen reuniones, se intercambian libros, se juntan en el barco de unos o de otros para tomar algo... y si les entran la morriña se buscan un low cost y se vienen para casa a ver a la familia. Luego, cuando están aquí, añoran su barco, y vuelven a su vida flotante.

Reconozco que, a pesar de que, después de oírla, sigo pensando que llamar a eso aventura es un decir, la tía me cayó bien, mucho mejor que la primera vez. Creo que no lo dije, pero en aquella ocasión pensé que más le valía que le durase el novio, porque si no... Ahora, después de oírla – y de oír al novio también, un holandés bien majo que con esa voz sólo puede ser también bien guapo – la tía me sigue pareciendo una burguesita dispuesta a jugársela por el hombre de su vida, pero al fin y al cabo, se la ha jugado y eso, merece todo mi respeto.

En aquel post, también comenté que todo esto me llamaba especialmente la atención porque coincidía con el cambio de vida – también como navegante – de mi ex y que, como yo no me veía capaz de hacerlo, me conformaba con ponerme a régimen.

El resultado entonces fue una ristra de comentarios de esos que tanto nos gustan a Api et moi. Entre ellos destacó por la novedad el de un vitoriano errante que desde entonces tiene a bien visitarnos y dejarnos comentarios de cuando en cuando. En su postdata decía:
Respecto a lo dejarlo todo os digo que la India hay mucho colgado buscado el karma y otras chorradas, pero todos con billete de vuelta………

El tiempo le ha dado la razón... los colgaos – todos – tenían billete de vuelta y yo... yo me he vuelto a poner a régimen.

lunes, 9 de marzo de 2009

Me gusta conducir

Abandonaos. Os tengo abandonaos. Menos mal que Api dio señales de vida desde el paraíso, que si no… El caso es que la pasada fue una especie de semana horribilis en la que no me ocurrió nada malo, pero tampoco nada bueno, y cuando tengo el alma oscura no me suele apetecer escribir, o al menos, no para todos los públicos.

Pero… como todo acaba (lo malo también), este fin de semana me fui a casa y rumbo al norte, con frío, lluvia y nieve, pero sin apenas coches interrumpiendo mi camino me reencontré con el placer de subir la música y pisar a fondo. Me reencontré con el placer de conducir y, cuatrocientos kilómetros más tarde, me reencontré también con mi humor perdido.

Completamente venida arriba después del viaje de ida, ayer volví a probarme. Quería saber si de verdad había disfrutado tanto del mismo viaje de siempre o sólo había sido un espejismo. El experimento fue un éxito. Después de 200 kilómetros por carreteras comarcales adelantando camiones, subiendo puertos, trazando curvas y dejándome deslumbrar por el sol reflejado en la nieve de las cunetas llegué a Burgos feliz. Los 200 kilómetros restantes fueron coser y cantar. Ni el atasquito de turno me cambió el humor.

El resto del fin de semana ha sido estupendo, pero conducir así mientras la BSO de Reservoir Dogs sonaba a todo volumen fue lo que hizo “click”. Sólo espero que la DGT no me estropee el momento ;-)