lunes, 25 de febrero de 2008

No puedo con ellos...

Lo siento. Lo he intentado. Llevo 55 minutos mirando la tele de forma casi ininterrumpida. Estaba dispuesta a escucharlos, a los dos, pero me cansan. Me cansan mucho. He aguantado la parte social en la que apenas si han hablado de lo que a mi – una ciudadana media – me interesa más. Ahora han empezado con el terrorismo y yo, qué queréis que os diga, de esto he tenido ya 4 años. Too much para mi body.

Mira que lo he pensado: “no lo veo y ya está”. Pero luego me he acochinao en tablas. He pensado en ese café de mañana sin poder abrir la boca, o abriéndola sólo para decir “no lo vi, vi la serie de Antena 3” y no he tenido huevos. No soy ni tan valiente como para decir que prefiero una serie mala a los cuatro próximos años de gobierno, ni tan alternativa como para ponerme a leer, pasar del debate y mañana adoptar una postura de intelectual de vuelta de todo (especialmente teniendo en cuenta que la obra maestra que duerme en mi mesita es el último Harry Potter). Así que me he sentado y ale, a ver el primer cara a cara del siglo XXI (¡toma ya el Campo Vidal!).

He tenido un momentito álgido al principio, después de los dos discursitos iniciales, en el que me he dicho “cambia ahora Negra, que aún estás a tiempo”, pero me he acordado de Mblue diciéndome eso de “tienes que verlo aunque sea para protestar”, y me he venido abajo. Porque ahí, en la cosa de la participación, es donde a mi me tocan la fibra sensible. A mi alguien debió contarme alguna vez eso de la fiesta de la democracia y debió colar, porque lo llevo casi a rajatabla.

Yo tengo decidido el voto, muy decidido, pero llevo como escrito a fuego el “si no votas cállate”. Sólo ha habido una consulta electoral donde no participé, fue el referéndum de la Constitución Europea del 2005. No tenía ni idea de lo que quería, lo que decía el partido al que habitualmente voto no me convencía, y lo que explicaron los demás tampoco, se me pasó el plazo para votar por correo y no me apetecía hacer 400 kms para votar en blanco, así que no voté. Me costó un desacuerdo con el que entonces era mi chico (de esos que piensan que hay que votar siempre), un disgusto conmigo misma (que pienso lo mismo) y años de silencio (de momento 3 y los que me quedan hasta que se atrevan a hacer otro). Así que hoy, cuando Mblue ha dicho lo del protestar, me he acordado de eso y... aquí estoy, escribiendo sí, pero con la tele puesta.

Lo que os digo, 55 minutos he aguantado antes de encender el ordenador y ponerme a escribir. La tele sigue encendida, eso sí... no vaya a ser que al final digan algo nuevo y yo me lo pierda.

pd. Editado 50 minutos después de empezar a escribir el post...
Zapatero acaba de decir algo así como "no puedo hacer que todo el mundo tenga éxito, pero sí que todo el mundo tenga las mismas oportunidades para tener éxito. Buenas noches y buena suerte", que oye, le ha quedao ni tan fino... Que alguien me diga quién es su guionista, que lo mismo está soltero...

miércoles, 20 de febrero de 2008

La era del Kga.net

Yo no les voté, pero algo debe estar haciendo bien el ‘Gobierno de España’ porque las campañas les cunden. Un éxito oiga, un éxito. Hay un par de ellas, concretamente, que triunfa en las oficinas más que el café gratis. No sé si la vida laboral y la familiar, o la naturalidad laboral y la familiar, pero el personal concilia. Tanto que a veces se creen que están en su casa. Y luego está el eslogan ese de “si tú lees, ellos leen” que también ha calado hondo.

La semana pasada, ante mis asombrados ojos, un informático de desarrollo que trabaja en lo que en mi oficina llamamos “el otro ala” (es decir, dos puertas con clave y un largo descansillo más allá) salía del baño de mi ala justo después de comer. Raro, porque ellos tienen su propio baño, pero... hay gente pa’ tó, así que... La cosa no iba a ir más allá del típico pensamiento malintencionado de “el personal para no cagar en su parte, se viene a la nuestra”, cuando – creo que si digo que con horror, no exagero – me di cuenta de que el tipo salía con el periódico en la mano. Es decir, no sólo había ido a aliviarse en baño ajeno, sino que, además, se lo había tomado con calma. Flipé.

Aún no salía de mi alucine cuando, un par de días después, Api me llama por el messenger. Al grito de “Negra no doy crédito” me cuenta que el maromo más guapo de su nuevo habitáculo laboral se ha levantado y, tras coger el periódico, ha enfilado derechito al váter. Directo, al objetivo, sin desviarse. Aquí a la pobre Api se le juntaron dos cosas. Al asombro horrorizado del hecho en sí, se le sumó la caída del mito. Que un tío guapo sea tan terrenal, te hunde las fantasías en la mismita miseria, y así no. Flipó.

Y hoy, mientras yo me sacaba un café gratis en la máquina que, como en casi todas las oficinas, en la mía también está al lado del baño, uno de los jefecillos de allí abre la puerta del baño y Mblue me dice: “Negra, ¿lo has visto? Llevaba el periódico en la mano”. Total, que me he visto en la obligación de llamar a Api para comentarle que teníamos un nuevo caso entre nosotras. Un caso lleva a otro, una cosa lleva a la otra, y claro, de comentar la jugada a bautizar al maromo más guapo de su nuevo habitáculo laboral, pues... un paso.

De hecho.. pasen y lean:

Api dice:
caganer
LaNegra dice:
caganer?
Api dice:
si si, google dixit
LaNegra dice:
pues como a apodo me gusta más caganet
LaNegra dice:
es más... tecnológico
Api dice:
pues si quieres le ponemos caganet
LaNegra dice:
sí por favor
Api dice:
caga.net
LaNegra dice:
ou yes
Api dice:
Kga.net
LaNegra dice:
jajajaja
LaNegra dice:
con lo fácil que es irse con el móvil y se van con el periódico
LaNegra dice:
la era del auténtico Kga.net aún no ha llegado

domingo, 17 de febrero de 2008

Asilvestrada

De pequeña yo siempre fui de Silvestre, ¿quién iba a preferir al cabezón de Piolín? Vale que el gato era un perdedor, pero... el canario, además de un cursi insoportable, era un chivato que tenía totalmente engañada a la vieja. Entonces yo no sabía que me iba a pasar esto, pero resulta que, ahora que me he hecho mayor sigo siendo de Silvestre, de Miguel Ángel Silvestre para más señas.
Hasta hace un par de semanas no tenía ni idea de su existencia, pero en una cena me abrieron los ojos y, muy seriamente me dijeron: “tienes que verle”. Y yo, que soy una chica muy obediente, hice caso, y le vi. Y aquí estoy, yo - que pensé que una temporada entera de ‘Los hombres de Paco’ sólo para ver a Hugo Silva era mi límite – enganchada a ‘Sin tetas no hay paraíso’. Resulta que, treinta años más tarde, sigo siendo de Silvestre.
No sé si es su cuerpazo, esa voz ronca que me pone todavía más que sus abdominales (y esos me ponen mucho), o si son las caritas de pena que pone. El caso es que cuando le veo me dan ganas de adoptarlo cual gato abandonado, pero con la ventaja de que éste no tiene pinta de dejar pelos por todas partes.
Para colmo hoy me enchufo para leer el periódico (estoy perra y ni he pisado la calle para comprarlo), y me encuentro una entrevista en la que descubro que, además de guapo y actor, el chico es fisioterapeuta. Traducción simultánea: sabe dar masajes. ¿Se puede ser más perfecto? Sigo leyendo y resulta que sí. Resulta que a la pregunta de qué le gusta hacer cuando no trabaja el tío responde textualmente: “cocinar, practicar deporte y follar”.
Y digo yo que éstos... ¿por qué sólo salen por la tele?

LaNegra, asilvestrada.

jueves, 14 de febrero de 2008

Un año online...

De 14 de febrero a 14 de febrero... esto sí que es amor.



Vuestras,
Api y LaNegra.

miércoles, 13 de febrero de 2008

¡Me la juego!

Acabo de leer que Ken Follet dice que “al dinero, como al sexo, no hay que darle demasiada importancia” y que “conviene mirarlos por encima del hombro”. Y no digo yo que el hombre no tenga razón (en el tema sexo no sé cómo le habrá ido, pero en el tema dinero lo sabemos todos), lo que sí digo es que yo creo – corregidme si me equivoco – es que a esos dos se les puede mirar por encima del hombro cuando los tienes por castigo, antes... complicao.

Complicadísimo. Tener tanto sexo que te aburre es una sensación que desconozco. Una vez tuve mucho, pero nunca me aburrí – soy como la Bassinger, 'ella siempre dice sí' -, pero ahora que no tengo tanto os puedo asegurar que le doy bastante importancia. Es como cuando estás a régimen, que da igual que tú nunca comas bocadillos de chorizo, en ese momento matarías por un bocata de Revilla un sabor que maravilla.

Sin embargo, hasta el sexo o sus sucedáneos se pueden comprar... si tienes dinero, claro. Pero cuando al dinero tampoco puedes mirarlo por encima del hombro – eso sí que me encantaría - , entonces la opción de pagarte un chulazo, comprarte lo último de lo último en juguetitos sexuales, o – la que yo practico - agasajar a algún apetecible conocido con el plan habitual de adornar los polvos con cenas, también se complica.

Así que, mientras busco al hombre que me vuelva a hacer sentir como Kim pero en morena, me dedico a jugármela... a la primitiva y los euromillones, concretamente. Desde que he descubierto que puedo echar la primi desde casa por una módica comisión, soy otra. Os lo recomiendo... llega una a los jueves como con otra ilusión.

Los retrovisores están para mirarlos, aunque sea usted taxista

La DGT miente. La opción de volver a casa en taxi no es en absoluto segura. O no siempre. A los hechos me remito. Ayer, después de una sesión de cañas con unos amigos de ndru, tomamos un taxi rumbo a mi residencia. Indiqué la dirección al conductor y enseguida le dije que por favor torciera a la derecha que nos evitábamos así llegar hasta la glorieta de López de Hoyos. El taxista torció y la hostia fue inmediata. Al señor taxista se le había olvidado mirar por el retrovisor, y no vio que un Peugeot 206 azulito se acercaba por el carril derecho.
Después de ese ruido de chapa empotrada (cuando notas que el asunto no es grave y que además no es tu coche el corazón se te encoge menos, a qué negarlo) el conductor del otro coche, con razón, salió y le gritó que joder, que siempre igual, que no miran nunca.
Ndru y yo nos quedamos paralizados en los asientos de atrás esperando a ver qué hacer, mientras el taxista nos decía que nos buscáramos otro taxi y que ahora tenía que llamar al taller y no sé qué.

Después de un minuto de tensión, durante el que pedí perdón en repetidas ocasiones, pagué la carrera (ni pedí justificante) y nos fuimos a buscar otro taxi. Yo con cargo de conciencia (que ya se me ha pasado) y ndru en el fondo (bueno, y creo que en la superficie) pensando que la culpa había sido mía.

Con el paso de las horas cada vez veo de forma más nítida que la culpa no fue mía. Que estos señores, más o menos profesionales del asfalto, se pasan el día haciendo lo que les sale del volante y confiando en que siempre seamos el resto los que frenemos. A veces les funciona, otras, como ayer, no (en realidad, el chico de ayer no tuvo ni siquiera la opción de frenar, porque literalmente se le echó encima).
Si me lo vuelvo a encontrar le pido mis tres euros.

viernes, 8 de febrero de 2008

La condonería

Quizá mis amigas tengan razón y yo sea un tío. Quizá no la tengan y sea una tía “normal”. Quizá esto que voy a contar no tenga nada que ver con ser una tía o un tío. El caso es que ayer, después de un día muy cansado acabé en el super y allí, buscando aceite de aloe vera, me descubrí delante de los condones. Resulta que en el Mercadona venden Durex. “Es bueno saberlo” pensé - más que nada recordando a cierto rollo que mientras yo sacaba los Coontrol decía que él prefería Durex, imagino que en un intento de hacerlo sin condón que le sirvió de más bien nada -. Con la misma eché media sonrisa, y seguí a lo mío, que aún era mucho a sólo un cuarto de hora de cerrar el chiringuito.

Y así, varios zumos, material de ensalada, y botellas de aquarius después, pagué y me fui al coche a cargar el maletero. Una vez allí me di cuenta de que al lado del supermercado han abierto una farmacia que, en lugar de ser verde, como todas, era naranja. Y – llamadme rara – sentí el irrefrenable impulso de dirigirme directamente hacia ella.

La farmacia era rara (como yo). Una de estas modernas y enormes (aquí en la periferia se llevan mucho), con estanterías por todas partes, como invitándote a coger algo y salir corriendo, y pequeños mostradores individuales al final. Lamentablemente, las estanterías miden como metro y medio, lo justo para que cada uno de los individuos que se agazapa detrás de los mini-mostradores con cara de pocos amigos (no me extraña, todo el día ahí de pie) te vea si te llevas algo. Así que, teniendo en cuenta que debían faltar 5 minutos para cerrar, y que la acogida de miradas no fue muy cariñosa, me dirigí directa al objetivo, sin desviarme. Dije hola qué tal, y pedí Fortasec. Así, sin perder la compostura, como aquel que pide unas Aspirinas. Pagué, di las gracias y las buenas noches, y me dirigí a la puerta para irme. Y ahí, justo en medio de mi camino, estaba esa estantería. A la izquierda, no sé qué, a la derecha un tío estudiando un bote de Betadine (ha gente pa’ tó, sí) y en el lateral, justo delante de mis ojos, toda la gama de Coontrol del mercado.

Total, que, en menos de 20 minutos, estaba otra vez delante de los condones. Sólo que aquí había más variedad. Mucha. Diría que infinita si no fuera porque sé que exagero. El caso es que, mientras mi vecino se dedicaba al Betadine, yo miraba fijamente una caja de Coontrol Adapta de un color como naranja-amarillento, que daban ganas de coger y comer. En lugar del expositor de condones de una farmacia, aquello parecía una tienda de chucherías con la mayor variedad de gominolas del mercado, joder, y a mi, las gominolas me pierden.

No sé cuántos segundos duró la hipnosis. Seguramente no fueron muchos, pero sí los suficientes como para sentir clavada en mi nuca la mirada de los dos farmacéuticos y en mi frente la del estudiante del Betadine. Eso me hizo reaccionar, esquivar la tentación y, finalmente, alcanzar la puerta.

Lo mejor es que – al salir me di cuenta – no sentí vergüenza en ningún momento, lo que de verdad sentí fue no haber seguido mi primer impulso: coger la caja de condones de color naranja, volver a la caja y decir sonriendo “me llevo también esto”. Lamentablemente no me dejé llevar por el instinto sino por la razón, y la muy perra me recordó, que tengo una caja de condones (Coontrol Adapta, concretamente, pero azul anti-lascivia) con más de la mitad de sus unidades en el cajón de la mesita desde no me acuerdo cuándo. Bueno... en realidad sí me acuerdo, lo recordé el martes, cuando me dio por comprobar la caducidad...

miércoles, 6 de febrero de 2008

Vamos a ver si nos relajamos un poquito

Quería comentar aquí que si alguien de vosotros tiene el propósito de tocarme las narices próximamente, le recomiendo que se abstenga. Que empiezo a estar yo ya un poquito harta en general de este tipo de tocamientos. Empezó la racha hace dos semanas una becaria venida a más, que me decía que tras mi toque personal el trabajo había quedado “hecho un bodrio” y que no se lo firmaba. Días más tarde se disculpó por mail alegando que “llevaba un día horrible por otros temas” y que “tenía que aprender a dominar su carácter”.

Hoy al mediodía he bajado a por mi coche al parking y, dado que llego de las primeras y no había ningún coche ya aparcado que me ayudara a orientarme, me he encontrado con un papelito en mi cristal que dice así: “ Esta plaza corresponde a (Mister Capullo, por poner un nombre). Por favor, no vuelvas a ocuparla y saca tu coche”. Así, de buen rollito. Por lo menos no ha llamado a la grúa. El resto de los encontronazos del día os los voy a ahorrar que entiendo que el personal está tenso. La mejor forma de soltar brazo ya sabemos todos cuál es. Entiendo que no siempre se puede, pero si no, se coge uno las zapatillas y baja a correr al parque, se disloca el hombro jugando a la Wii o se dedica al onanismo. Pero a mi, me hacen el favor de dejarme un poquito en paz.
Buen rollito.

domingo, 3 de febrero de 2008

En Pekin, si les va a dar tiempo

Ya estoy en Amsterdam de vuelta a Madrid.
En Pek'in ni rastro de la nieve (vamos, que mis Panama Jack vuelven v'irgenes a casa). Busqu'e a la Calaf por todo Pekin para comentarle eso, y tambi'en para ver si podia robarle el abrigo de criatura de la era Terciaria. Aquello no era fr'io, era mas que frio. Pero bueno, el viaje ha estado bien y me he reecontrado con China, de donde sal'i hace cuatro a;os jurando no volver.

Aqui no saben lo que es eso de que no les va a dar tiempo. Tienen los pabellones olimpicos terminados desde hace meses, levantan hoteles de un mes para otro, a los taxistas les han obligado a ir a clases de ingles o les quitan la licencia, tambi'en les han prohibido mascar ajos crudos en el taxi y raparse el pelo al cero para no acojonar al cliente. Algunos si que saben algo de ingl'es, otros directamente te hablan con toques de bocina (fui testigo).

Por cierto, estoy indignada con que las peliculas de los aviones que estan en espa;ol esten en realidad en mejicano. Me he puesto a ver Scoop de Woody Allen, y he tenido que quitarlo despu'es del orale comprade que pr'acticamente sale diciendo Woody Allen.

Ma;ana os cuento mas. Pero como lo importante es lo importante, si, tengo cinco North Face en mi maleta, de todas las tallas y colores. Crucemos los dedos para que lleguen a Barajas.