jueves, 10 de mayo de 2012

¡¡Díos mío, esto es un infierno, no siento las piernas!!


No, esta vez no han sido ni Stallone ni Pepelu... El último en pronunciar esta frase ha sido un “joven de origen africano” – un negro de toda la vida – que ha sufrido en sus carnes cómo la ya conocida como “la ninfómana de Munich” volvía a las andadas.

Hace unos días leí, oí o vi – no lo recuerdo exactamente – una noticia en la que contaban que un hombre había llamado a la policía para que le rescatara de las garras de una mujer a la que había conocido en un bar y le estaba obligando a follar sin parar (bueno, vale, en la noticia decían “mantener relaciones sexuales”). El caso es que, incapaz de seguir su ritmo y ante el acoso de la mujer, después del octavo el hombre se refugió en el balcón y llamó a la poli para que le sacaran de allí.

Un trago, sin duda. Los ocho polvos (“sin sacarla”, como dijo aquel) con los que todo el mundo sueña, para disfrutarlos, para presumirlos o para ambas cosas, acabaron convertidos en pesadilla y - me temo que ni el humor alemán le salvará de ello - en el hazmerreír nacional, europeo… y quién sabe si mundial.

El caso es que hoy una compañera me manda por correo una noticia con este titular:
La ninfómana de Munich vuelve a las andadas
La Policía tuvo que rescatar a un joven africano al que obligó a tener sexo durante 36 horas seguidas y que encontraron frente al portal desnudo y llorando”.

Parece que esta vez la ninfómana de Munich (no me digáis que el nombre no suena a peli de nazis y campos de concentración) quiso probar el mito del hombre negro. Y no sabemos si confirmó lo que todos estamos pensando, pero parece que la negra (sí, somos superiores ;-P) supera en resistencia a la raza aria, porque casi acaba con él, es cierto, pero esta vez, el chico pudo escapar cuando ella “por fin cayó rendida” (el periódico dixit).

Al parecer, esta vez la policía no lo encontró en el balcón, sino en la calle, enfrente del portal de la mujer, en pelotas y desconsolado. Según el Daily Mirror (y El Correo, que es donde lo he leído yo), sus “declaraciones” a los agentes fueron:
“Ella me invitó a venir a su casa. Dios mío, era un infierno. No puedo caminar, necesito ayuda”.




Pd. Recomiendo encarecidamente la lectura de la noticia de El Correo, el uso del adjetivo de Eva Molano (la periodista que lo firma) me parece una obra maestra, desde hoy mismo soy super fan suya :)
http://www.elcorreo.com/alava/20120508/mas-actualidad/sociedad/ninfomanamunich-201205080911.html