domingo, 15 de abril de 2007

Viaje en el tiempo


No sé si empezar este post cagándome en la madre del moro que me ha intentado robar el bolso en el Lamiak de Latina, o en la de los durísimos moteros con chupa de cuero con dibujo de ‘Angeles del infierno’ que mientras veían cómo el tío me robaba no han movido un dedo. En fin, si alguien quiere acusarme de algo, que me escriba un mail que paso a explicarle por qué digo esto. Negra, cómo te has portao, tía, la única que ha venido a ver qué pasaba y ha rescatado mi bolso del brazo de ese hijo de la gran puta, al que deseo de todo corazón todo lo peor (perdón, pero yo no robo a nadie).

El caso es que hoy había quedado con mis dos M del alma, y ni el episodio del robo me lo iban a fastidiar. Tras dejar la Latina, hemos bajado a ver si había sitio en el garito de C. para comer algo, y en el camino me ha sonado el móvil. Ya sé que son cosas que pasan pero… era un sms que ponía exactamente: “Hola Api. Qué tal la vida? Soy un amigote de Málaga que todavía se acuerda de ti”. Y, claro, yo he flipado. Mi agenda, por supuesto, no reconocía el número. He mirado a Etxebeste, y le he dicho: Etxebeste, éste es el tío con el que me enredé la noche del concierto de los Rolling. Corría el año 98, y me fui tres días memorables con ella a Málaga para el concierto. Y me dice, imposible Api, tiene que ser otro. Pero yo le tengo el truco al destino ya bastante pillado, y sé que si quedo con Etxebeste cuatro veces al año, como mucho, hoy había sido por algo. Y ella que no, y que no. Que ese tenía que ser otro.

Al final después de dos llamadas fallidas, el tal M. me contacta. Resulta que es aquel que me enseñó a aparcar de oído (lo que tan fatídicas consecuencias ha traído, sobre todo, para León) y al que conocí la noche del 16 de julio de 1998 y nunca más volví a saber. Mientras, La Negra ponía cara de no dar crédito, Etxebeste alucinaba y yo salvaba la papeleta como podía, resulta que sí, que la gente guarda los papeles donde apunta los números de teléfono (cuando incluso los móviles empezaban por 9) y nueve años más tarde te llama y te dice que no tiene niños y que está más gordo, pero que se acuerda de ti. Él insistía en que de aquello hacía 15 años, y cuando yo le he dicho que no, él ha dicho “pues veinte”. Pero ¿¿¿¿¿¿a quién le dejaban cruzarse media España para ir a los conciertos de los Rolling con 12 años?????

Hay días como hoy que no entiendo nada, aunque puedo decir que he sido feliz. Pero, sobre todo, hay días que por mucho que viva reconoceré que fui muuuuuy feliz, como aquella madrugada del 16 de julio, cuando a Etxebeste y a mí nos dedicaban en aquel bar malagueño de la calle Beatas unas óperas “para el pueblo vasco navarro”. Aunque Etxebeste recuerda otras piezas que nos cantaron porque no tenían muy fresco el repertorio de Puccini, yo siempre recordaré aquel “Maite, yo no te olvido, ni nunca nunca te he de olvidar…”. El resto de la noche, incluido el “qué lástima tu amiga”, me lo guardo para mí y para mis queridas M. que saben de qué hablo, y entienden esta historia. Y, además, se lo merecen.

Os dejo, que tengo al pasado llamándome por el msn.

Qué gran día este 15 de abril. Amo Madrid. Y a mis queridas M., que son muy grandes. Las dos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya domingo más bueno, ¿eh?

M.

(una de las grandes)
(concretamente la que es grande a lo ancho ;-P)

Api dijo...

Sí, el día domingo fue grande. Por eso me encanta la primavera. Y Madrid y sus altas cumbres.

Anónimo dijo...

no doy crédito...
qué horror, más gordo... alguien que llama 15 años después... eso es un sicópata seguro o alguien que ha empareado a su madre tras la bañera. pero lo alucinante es que tenías móvil ¡en el verano del 98! por favor si ni siquiera paris lo tenía!

Api dijo...

Pues yo si¡í. Concretamente, un alcatel one touch azul cielo del tamaño de una caja registradora.

LaNegra dijo...

3 amiga ph, Api siempre a la vanguardia... you know :-)

Te echábamos de menos!