Como bien dice Api, ando por mi pueblo atendiendo parturientas y, después, me he puesto enferma y ha sido imposible conectarme. Os escribí un post - no sé si bonito o feo, pero sí emotivo sobre el estar aquí y allí y el no estar en ninguna parte - el caso es que lo tengo en el pendrive y no lo puedo subir desde aqui...
En fin, si me animo otro rato con una entrada USB a mano, os lo subo si no... el lunes, I'm back.
pd. os echo de menos.
jueves, 23 de abril de 2009
viernes, 10 de abril de 2009
Madrid no se vacía nunca
Este año en vez de irme de vacaciones de Semana Santa me he quedado. "Ah, muy bien, para disfrutar de Madrid vacío", me decían los que estaban encantados de irse a meter en cuantito mismo dieran las tres en el atasco de la A-3.
La verdad es que después de enganchar dos viajes seguidos, aterricé de Philadelphia el fin de semana pasado, encontrándome más mal que bien (mi espantada de Urgencias al oir la palabra 'cateter' ya la contaré otro día) y he pensado que yo lo que quiero es descansar.
Porque lo de ver Madrid vacío es otra cosa, de esas que no pasan. A pesar de que este años también se atascaron todas las salidas de la capital, como cada viernes y víspera de puente. Ayer por la tarde nos echamos a la calle, rumbo al centro, y ahorro decir que los metros iban petados, los autobuses ni te cuento, atasquito de la gente que se viene al centro en coche aunque saben que hay quince procesiones programadas con el consiguiente corte de calles... lo típico. pero vacío vacío exactamente no estaba. Más bien no se cabía. No habia forma de ver pasar los cristos ni las vírgenes, aunque sí que pudimos oir algunos aplausos y varias saetas y también los fuertes abucheos de una buena cuadrilla que se quejaban desde una hora antes de que saliera del templo la imagen de la iglesia de San Isidro, en la Latina. Cosas de lazos. Lazos blancos.
En un alto en el camino, entre vino y vino, vimos la previsión del tiempo para todo el país estos días, y me alegré aún más de haberme quedado aquí.
La verdad es que después de enganchar dos viajes seguidos, aterricé de Philadelphia el fin de semana pasado, encontrándome más mal que bien (mi espantada de Urgencias al oir la palabra 'cateter' ya la contaré otro día) y he pensado que yo lo que quiero es descansar.
Porque lo de ver Madrid vacío es otra cosa, de esas que no pasan. A pesar de que este años también se atascaron todas las salidas de la capital, como cada viernes y víspera de puente. Ayer por la tarde nos echamos a la calle, rumbo al centro, y ahorro decir que los metros iban petados, los autobuses ni te cuento, atasquito de la gente que se viene al centro en coche aunque saben que hay quince procesiones programadas con el consiguiente corte de calles... lo típico. pero vacío vacío exactamente no estaba. Más bien no se cabía. No habia forma de ver pasar los cristos ni las vírgenes, aunque sí que pudimos oir algunos aplausos y varias saetas y también los fuertes abucheos de una buena cuadrilla que se quejaban desde una hora antes de que saliera del templo la imagen de la iglesia de San Isidro, en la Latina. Cosas de lazos. Lazos blancos.
En un alto en el camino, entre vino y vino, vimos la previsión del tiempo para todo el país estos días, y me alegré aún más de haberme quedado aquí.
miércoles, 1 de abril de 2009
Parecidos ¿razonables?

Recuerdo que entonces también se me quitó el hambre. Ahora me pasa igual, comería, a mi me gusta comer, pero nada me apetece. Hoy he ido a un japo y no me he acabado el shushi... miedo me doy. Aquella vez también me pasó otra cosa: dejé de limpiar mi casa. La mierda se acumulaba a mi alrededor y a mi no me molestaba, la veía, pero no me molestaba. No os quiero contar cómo tengo la cocina.
Puestos a buscar diferencias, aquella vez lloré mucho. Muchísimo. Diría que demasiado. Esta vez en cambio apenas he llorado. Poquísimo. Diría que demasiado poco. Pero ahora, igual que entonces, de cuando en cuando me acuerdo de por qué estoy rara y entonces me entra una sensación de vértigo casi infinita. Un vértigo que me cuesta aceptar por dos cosas: la primera que sé que sólo es miedo, puro y simple miedo a la novedad, y la segunda que yo sabía que podía pasar, no es que lo esperara el día que pasó – siempre confías en que el cielo no caiga hoy sobre tu cabeza -, pero en ambas ocasiones sabía que era una posibilidad a tener en cuenta.
Abandonada rima con parada. A lo mejor es eso... o a lo mejor sólo es que me jode que los cambios en mi vida me los marquen los demás.
viernes, 27 de marzo de 2009
Caminito del INEM

Cuatro años pensando que tengo que cambiar de vida, y ahora no me queda otro remedio que hacerlo. Ya os lo iré contando. De momento, caminito del INEM, voy a hacer un par de paradas obligatorias. La primera en el banco. Voy a ingresar el cheque no sea que los del despido-sin-criterio se queden sin fondos. La segunda en el bar. Esto hay que regarlo.
Si en los próximos días no escribo, puede ser por dos cosas: resaca o falta de humor. Pero como todo se pasa, volveré y si en los próximos meses os digo que no escribo porque no tengo tiempo, no os lo creáis, será mentira ;-)
martes, 24 de marzo de 2009
Clasismo de WC
“En 1955, Rosa Parks tenía 42 años. Afroamericana, natural de Montgomery, Alabama, e hija de un carpintero y una maestra de escuela. De profesión, costurera. Pero además, secretaria y ayudante en la Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color. En aquellos años, los negros sufrían en EEUU la humillación -especialmente en el sur- de no poder compartir con los blancos los mismos lugares públicos: escuelas, restaurantes, salas de espera... la segregación llegaba al punto de que en los baños se mostraban letreros de "sólo blancos" o, directamente, "negros no".” *
Aunque en realidad este post no empezaba así... lo que yo había escrito, se parecía más a esto:
“Desde el 20 de enero, si la memoria no me falla, en Estados Unidos hay un presidente negro. El día de la investidura, además de verlo por la tele, escucharlo por la radio y criticar/alabar el vestido de Michelle, todos pudimos oír o ver la historia de Rosa Parks, aquella mujer negra que se negó a levantarse de su asiento del autobús para cederle el sitio a un blanco.”
La historia me vino a la memoria el viernes pasado cuando, al levantarme a por un café para sobrellevar el sopor de currar en puente, me encontré el cartel que veis arriba – purito directo, esta vez la foto es mía – en la puerta del baño de mi zona de la oficina. Mi comentario al volver, además del “no doy crédito” fue “la siguiente será que los negros vayan – vayamos – a la parte de atrás del autobús”.
Pensaba contar que ipso facto avisé a las amigas que curraban ese día: “cuando vengáis de visita, subid o bajad meadas por lo que pueda pasar”. Iba a decir que ellas respondieron con un abanico de posibilidades que iban del “ostras. Sí, que es fuerte!” al “es q me dan unas ganas de ir a hacer pis” pasando por el – más al estilo Rosa Parks - “yo desde luego, si me meo, voy a pasar”.
Pero cuando hace cinco minutos he descubierto que los carteles de “negros no” en la puerta de los baños no son nuevos, me he dado cuenta de que sobran las palabras. En el cortijo donde curro no son originales ni para eso... qué le vamos a hacer. Cuando una imagen vale más que mil palabras, no merece la pena escribirlas.
* Fuente (y lectura recomendada): http://www.educahistoria.com/cms/index.php?Itemid=103&id=160&option=com_content&task=view
** MBlue, gracias por el titular.
miércoles, 11 de marzo de 2009
11-M

Yo no perdí amigos aquel día, pero sí que me sentí parte de ese sentimiento de incredulidad colectiva que flotaba en el aire. Después, sólo un día después, vino lo que vino y dejamos de estar todos en el mismo bando. Quizá por eso, en sólo cinco años, ese titular a cinco columnas que se ve en la foto es hoy una noticia que pasa desapercibida entre el resto de titulares de la jornada.
El tiempo pasa tan rápido que cuando cierro los ojos y pienso en ello, aún oigo perfectamente el sonido de los neumáticos sobre el asfalto de O’Donnell...
martes, 10 de marzo de 2009
Hace un año más o menos...

El viernes, antes de meter el cd de Reservoir Dogs y empezar a cantar, justo cuando yo empezaba ese viaje casi perfecto que os contaba en el post anterior, en la radio Gemma Nierga le daba una sorpresa a Juan José Millás: tenía en antena a la chica del barco, a esa que hace un año lo dejó todo para cambiar de vida. Y ahí, cuando todos la hacíamos hablando desde una radio de barco, con el ruido del mar de fondo, la chica sonó alto y claro: estaba sentadita junto a la presentadora en el estudio de Barcelona.
El maligno tono de voz de Juan José Millás cuando dijo: “ajá, has fracasado entonces”, fue pelín cruel, pero reconozco que yo también lo pensé aunque ambos nos equivocábamos: la aventurera no había fracasado, sólo estaba visitando a la familia en Barcelona. Hoy mismo (bueno ayer, que son más de las doce) volvía a Malta donde estaba atracado su barco para seguir con su viaje.
Como era de esperar el año pasado, la navegación sigue sin ser lo suyo, pero en compensación hablaba con verdadera pasión de la vida en los puertos. Por lo visto hay una amplia fauna de este pelaje por el Mediterráneo, gente que se dedica a navegar poquito y atracar muchito, que van de un puerto a otro y al llegar se instalan allí, en su casa flotante, por un tiempo que oscila entre uno y tres meses. Tienen reuniones, se intercambian libros, se juntan en el barco de unos o de otros para tomar algo... y si les entran la morriña se buscan un low cost y se vienen para casa a ver a la familia. Luego, cuando están aquí, añoran su barco, y vuelven a su vida flotante.
Reconozco que, a pesar de que, después de oírla, sigo pensando que llamar a eso aventura es un decir, la tía me cayó bien, mucho mejor que la primera vez. Creo que no lo dije, pero en aquella ocasión pensé que más le valía que le durase el novio, porque si no... Ahora, después de oírla – y de oír al novio también, un holandés bien majo que con esa voz sólo puede ser también bien guapo – la tía me sigue pareciendo una burguesita dispuesta a jugársela por el hombre de su vida, pero al fin y al cabo, se la ha jugado y eso, merece todo mi respeto.
En aquel post, también comenté que todo esto me llamaba especialmente la atención porque coincidía con el cambio de vida – también como navegante – de mi ex y que, como yo no me veía capaz de hacerlo, me conformaba con ponerme a régimen.
El resultado entonces fue una ristra de comentarios de esos que tanto nos gustan a Api et moi. Entre ellos destacó por la novedad el de un vitoriano errante que desde entonces tiene a bien visitarnos y dejarnos comentarios de cuando en cuando. En su postdata decía:
“Respecto a lo dejarlo todo os digo que la India hay mucho colgado buscado el karma y otras chorradas, pero todos con billete de vuelta………”
El tiempo le ha dado la razón... los colgaos – todos – tenían billete de vuelta y yo... yo me he vuelto a poner a régimen.
lunes, 9 de marzo de 2009
Me gusta conducir

Pero… como todo acaba (lo malo también), este fin de semana me fui a casa y rumbo al norte, con frío, lluvia y nieve, pero sin apenas coches interrumpiendo mi camino me reencontré con el placer de subir la música y pisar a fondo. Me reencontré con el placer de conducir y, cuatrocientos kilómetros más tarde, me reencontré también con mi humor perdido.
Completamente venida arriba después del viaje de ida, ayer volví a probarme. Quería saber si de verdad había disfrutado tanto del mismo viaje de siempre o sólo había sido un espejismo. El experimento fue un éxito. Después de 200 kilómetros por carreteras comarcales adelantando camiones, subiendo puertos, trazando curvas y dejándome deslumbrar por el sol reflejado en la nieve de las cunetas llegué a Burgos feliz. Los 200 kilómetros restantes fueron coser y cantar. Ni el atasquito de turno me cambió el humor.
El resto del fin de semana ha sido estupendo, pero conducir así mientras la BSO de Reservoir Dogs sonaba a todo volumen fue lo que hizo “click”. Sólo espero que la DGT no me estropee el momento ;-)
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