
...la página 417 me dejó tirada. No estaba, ni rastro de letra. Nada. Ni esa, ni la 418, ni la 419... ni una sola hasta la 449. Eran las tres y veinte de la mañana, y hacía sólo quince minutos que yo había decidido dedicarle toda la noche a ese libro al que le había costado tanto enamorarme, y justo cuando lo consigue... zas, me la juega.
Esta noche le voy a dar su segunda oportunidad. Espero que, “El consuelo”, sea fiel a su título y me haga olvidar que, hace justo una semana, me dejó a medias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario