lunes, 29 de junio de 2009

Primeras impresiones II

Sí, es cierto, deberían ser las segundas, pero mi primer día de verdad ha sido hoy. Son las once y media hora local (aquí la hora es como la de Canarias, una menos) y mi día a comenzado a las siete y cuarto de la mañana. Las instrucciones que me dieron en Madrid aseguraban que tenía que estar a las ocho y media en la escuela, así que... como la buena chica que soy he madrugado para ducharme y estar lista para revista a la hora señalada.

Pero como las duchas de agua caliente y yo estamos reñidas últimamente... mi ducha no ha sido tal. No sé si la novatada es típica, pero... me he duchao como antiguamente: a taza. Imaginad la escena. Siete y cuarto y por mi ventana entra luz en pila (aquí no hay persianas y a eso de las 4.35 h. ya me había despertado el amanecer), me levanto en silencio para no despertar a mis compañeros, bajo al baño y... ¡¡tacháaaaan!! Descubro que la ducha es “rara”. Pero tiene botón de power, así que ni corta ni perezosa me lanzo a encenderlo. Nada. La luz roja no se ilumina. Me asomo y veo un cordel, parecía de coña pero jugándome el todo por el todo, he tirado del cordel: nada. Juego de grifos: enciendo el del agua caliente y sale casi hirviendo, le doy al power y nada, la ducha sigue como la mojama: seca. Me empiezo a poner nerviosa y me planteo dos posibles soluciones: no me lavo el pelo o pido ayuda al tercer hombre. Descarto ambas, no pienso presentarme en la escuela con el pelo sucio y tampoco pienso despertar a las siete y veinte de la mañana a un tío del que sólo sé que cuando se acostó la noche anterior necesitaba dormir porque tenía tremenda resaca.

Estoy perdida. Es mi sino en 2009, presentarme con el pelo sucio en las citas importantes: primero el INEM y ahora esto. Pero justo en ese momento en el que te acuerdas de Almodóvar y dices aquello de “¿qué he hecho yo para merecer esto?”, justo en ese momento, tu instinto de supervivencia se viene arriba y te acuerdas del tazón en el que te hiciste la infusión anoche. Sales de la bañera, te vuelves a poner el pijama y vas a la cocina. Resultado: pelo limpio. Que me he duchao como antiguamente... sí, que he llegado puntual y oliendo bien a la escuela, también.

A partir de ahí... el día ha sido un no parar. Prueba de nivel, nuevos compañeros (por cierto, esto es como un partido del Calcio, está lleno de italianos), primer café de máquina, pequeña incursión en la sala de ordenadores y... primera clase. Dos horas rodeada de bellezas veinteañeras, soy la abuela de mi clase, pero me ha tocao al lado de una chica belga bien maja, que me ha explicado un montón de cosas. Después, un sándwich muuuuy rápido y a las dos de la tarde estaba rumbo a Dublín.

El viaje ha sido cansado, pero divertido. Le contaba yo a LaJalmu antes de venirme que a mi, cuando llego nueva a un sitio, siempre se me pega “la monja” (una vez fue literal, con hábito incluido), y ella me prohibió terminantemente acercarme a ellas. Así que cuando he visto a la que parecía ser la monja del grupo, he driblado. Resultado: se me ha pegado la niña. Una chiquita italiana que me ha mirado con cara de sálvame y me ha preguntado “¿tú vuelves después al pueblo?” y cuando le he dicho que sí, ha contestado: “ok, pues yo vuelvo contigo, ¿cuántos años tienes?”. Ahí entre reírme y llorar he optado por lo primero y le he contestado que 35 con mi mejor sonrisa, al ver que no sólo no se inmutaba sino que ella sonreía aún más, le he preguntado: “¿y tú?”. Diecisiete. Va a ser que le he parecido lo suficientemente solvente como para traerla de vuelta a casa. Y así lo he hecho. Eso sí, no sin antes pasarme todo el rato que he podido hablando con un compatriota suyo. Hasta con las piedras, pienso hablar hasta con las piedras.

A las seis y media, complety destroy, he vuelto a casa y el tercer hombre me ha llevado a tomarme mi primera Guinnes. Mirando el mar. Qué rica y qué bonito. Después se nos ha unido el spaguetti soso, que es más majo de lo que parece, pero que entre que sabe de inglés menos que poco y sus cigarritos de la risa... no se entera de nada.

Después, mis acompañantes, me han llevado a dar un paseo para que conozca el pueblo y me han hecho reír. Me gustan mis compis de piso. Sé que lo de que sea spanish es un handicap para mi inglés, pero... sospecho que el tercer hombre se va a convertir en mi happy hour. Después de todo el día pensando en inglés... una horita al día de spanish Guinnes sienta de maravilla.

LaNegra recorded from Ireland
15.jun.09

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