domingo, 17 de junio de 2007

Vaya semanita (o el viaje de la risa)


Aviso, me ha quedado un post muuuuy largo, pero era tal la necesidad de compartir con vosotros las cosas que (me) pasan…

Hace un rato que he llegado a casa, después del viaje más largo de mi vida. Desde que salimos con las maletas recién masajeaditos del spa del Four Seasons de Maui han pasado 51 horas hasta que hemos aterrizado en Barajas. Ahora ya sé por qué besan las pistas de los aeropuertos los Papas. 50 horitas de aeropuerto en aeropuerto, de control en control (para que después en Los Ángeles no se den cuenta hasta el embarque de que llevamos los billetes cambiados y no coinciden con los nombres del pasaporte), de avión en avión, de sala vip en vip… pero esto os lo cuento más adelante.

Empecemos por el principio. Hace una semana estaba dejándome los tacones –literalmente, me cargué mis zapatos nuevos con el taconeo- en los bares de Latina, y echándome al alma alcohol de baja, media y alta graduación. Sin medida. Dándolo todo. Cuando me acosté eran las dos de la mañana. Sin la maleta hecha ni la ropa planchada ya intuí que iba a ser un lunes de dolor, pero cuando sonó el despertador a las cuatro y me ví en la tesitura casi me pongo a llorar. La resaca era de las de hacer época, pero aún así empuñé la plancha (me la jugué con Ufesa), metí todo en la maleta y tiré para el aeropuerto. Ahorro detalles de los vuelos porque no fui muy consciente de las 24 horas siguientes a facturar la maleta.

Luego Hawai es lo que es. Para empezar es Estados Unidos (juro haber perdido la cuenta de los controles que tuvimos que pasar). Aterrizas y te ponen el collarcito de flores de rigor (que me daba alergia) y desde que llegas hasta que te vas oyes millones de veces la palabrita Aloha. A mí desde el segundo día ya me cargaba, la verdad. Ahora puedo decir que hasta me jode oírla. Y le pasa lo mismo a Píer y Currupipi, que eran los otros miembros del spanishtím. Además, yo creo que por joder, te lo dicen con esa sonrisa falsa de “dientes, dientes, que es lo que les jode”. Y sí, pues nos jode.

Los aborígenes no son guapos, y tienen bigote. Bigote frondoso. Ellos y ellas. No sabría decir quién tiene más. Y allí hemos estado haciendo lo propio de esos lugares, comer, beber, disfrutar de las vistas, playa, piscinas, cuerpos bronceados (bueno de esto, así de forma literal sólo lo ha disfrutado Currupipi, que se ha pasado su estado civil por el forro del bañador), paseos en barco (donde estuve siete horas agarrada a la barandilla mirando al horizonte que tengo la silueta del relieve de la isla de Lanai metida en el cerebro), bailes tradicionales (la música es toda igual, un coñazo, y cada cuatro palabras meten un aloha, para que el turista reconozca algo y se sienta integrado en el circo), o ese momento chancla, en los que entre más de cien pares de cojo-zapatos que nos habíamos quitado todo el grupo porque el parqué de la villa era delicadísimo, sólo desaparecen mis sandalias y no hay forma de encontrarlas. Hasta que vemos que una chinurri finísima y riquísima, que calzaría diez números menos que yo, sale con ellas puestas chancleteando hacia la playa y yo detrás de ella. Y cuando le digo que haga el favor, me dice que es que le gustan mucho. Así, con su mejor sonrisa. Aloha.

Pero, sin duda, ha sido el viaje de la risa. Todos los días acababa con dolor en la boca de tanto reírme. Ya se sabe: los españoles, pobres locos, los exóticos del grupo. No entro en detalle porque no acabaría nunca, y además lo más ‘granao’ lo reservo siempre para contarlo en las barras de los bares. O de las terracitas, alguien se anima?

El viaje de vuelta merecería post aparte. Empezamos en el aeropuerto de Maui, donde dirigimos las conas a la sala vip. Y lo nunca visto: era peor estar en la sala que en los asientos de perraje. Así que nos salimos para fuera a mezclarnos con todos los guiris chancleteros que se iban para la capital, Honolulu, isla de exótico nombre. Aterrizamos junto a Pearl Harbor tras el vuelo más corto de nuestra vida: veinte minutos entre subir, volar y bajar. Y allí empezó nuestro Pearl Harbor particular. Había que confirmar nuestros asientos y nos dirigimos a un mostrador donde la señorita además de cardo, era fea y tenía un bigote, que ríase usted del de la Quadra. Mal rollito. El adefesio dice que no sabe nada pero que nuestros billetes pintan raro. Vamos a otra, sin bigote, a ver qué tal. Rollo zen. Y dice que sí, que sí, que nuestros billetes están cancelados, que eso pone en su pantalla. Yo casi me la como, me he puesto a teclear mi apellido directamente en su ordenador porque no me lo creía. Que no hay duda. Can-ce-lled-. Píer de todos los colores diciendo que imposible –no way-, y Currupipi y yo por detrás gritando, al más puro estilo de las hermanas de Puerto Urraco. Nos mandan a un tercer mostrador, y otra gorda con bigote, otro cardo. Pero quien al ver que los señores –o sea, nosotros- tenían unos billetitos de primera de a cinco mil y pico euros por barba (que no bigote) llama a la jefa, que amablemente nos explica que han cambiado de avión a otro más pequeño, y que no cabemos en primera. Que nos cambian de aerolínea, que sale seis horas más tarde, y que las maletas se las podemos ir encomendando a María Santísima. Y que Sayonara, babies. Si no llegan, reclamad a Hawaiian Airlines. Fuertes momentos de tensión, yo viendo pasar fotogramas de La Terminal por mi cabeza, y entonces… pues oye, que nos da la risa, vamos que nos empezamos a descojonar y a sacarnos fotos. Atrapados en Hawai, sin billete, sin asiento, en la otra punta del mundo…y Currupipi peinándose para la foto y quitándose las gafas. Tras los pertinentes controles de United Airlines –que yo no hacía más que acordarme de la películas de una de sus aeronaves estampándose contra las Torres Gemelas, y poniéndome en lo peor- vamos corriendo a por champán a la sala vip, y al entrar además de la tarjeta de embarque nos piden nuestra dirección de casa. Muy lógico. En Honolulu quieren saber dónde vivo. Y a mi me da por pensar que no será para mandarnos una postal en Navidad. Que en mi humilde opinión, verdad? nuestras maletas deben de estar volando rumbo a Pernambuco. A todo esto, son las nueve menos cuarto de la noche y el bar de la sala vip cierra a las 8.30 píem y me quedo sin champán. Y, mira, yo me puedo quedar sin maleta, pero no me quedo con sed. Así, que chicken que te crío. Al final, la jefa de personal me acaba trayendo un vaso de plástico tamaño colacao lleno de vino y me tumbo a bebérmelo en un sofá y entro en un profundo sueño. Hasta que oigo por megafonía nuestros nombres, y pienso, la jodimos, a ver qué pasa ahora. Pero no. Una amable señora, sin bigote, nos hace entrega a cada uno de un chequecito de 300 dólares para hacer uso en el próximo año en vuelos con Continental. Es la primera vez que me dan algo sin reclamar. Nos echan de la sala vip porque es tarde. Corremos hacia el avión que nos lleve, por fin, a Los Ángeles…

To be continued… que me estoy alargando mucho.

Resumiendo: El viaje ha sido divertidísimo, me he reído como hacía tiempo, y me he traído en la maleta algunas perlas como esos retazos de conversación con Píer. “A ver, Api, la dignidad pa’ qué la quieres? ¿Pa’ que te entierren con ella?”. Pues también.

PD. Aterrizo en Barajas y me llama el Maño, que ha venido a celebrar la victoria del Madrid y que quedemos esta noche. Bueno, literalmente me ha dicho: “Déjate de cansancios, ya me diste por culo una vez y no quiero que haya dos. Hace diez años que no te veo. La noche es larga. Hala madrid”. Cosas que pasan, pero creo que ésta va a ser que de las que no.
Feliz semana.

8 comentarios:

LaNegra dijo...

Api, yo desde aquí te lo digo.... yo daba mi reino por meter esta noche en mi cama a uno del Madrid, especialmente ahora, que después de verse en lo peor... van ganando y quedan 10 minutos...
Y ET en cibeles y yo aquí, qué pena, nena, qué pena... a medio centímetro que lo he tenido this afternoon...

Javier dijo...

Api, tenías mono de escribir, eh?
Para tu próximo viaje por las americas, apréndete esto:
http://www.youtube.com/watch?v=mVhUUh0uP6M

Supervip.

Api dijo...

Ufff, no sé si me va a dar tiempo a aprendérmelo para el domingo, que vuelvo a cruzar el charco, precisamente ahí, a méjicos guey. qué onda.

Federiko dijo...

Gran odisea la suya, Api. La de historias que estás generando para contar a tus nietos, hay que ver.

Me permito sugerirte como banda sonora para tu próximo viaje: "Huracan mexicano", de Alaska, como anillo al dedo te viene (o "como picha al culo" que diría aquel). Hagame el favor de bajárselo y meterselo en su i-pod o mp7 ese que llevas y en cuanto aterrizes, que sea tu machaque sonoro.

Esa Negra, que gana la liga el Madrí, pues ya ve ahí posibilidades de mojar. Que hubiera perdido, pues siempre se puede consolar a un merengue y hacer que olvide la temporada. Esto es visión, sí señorita. No pensaste también en la frustración que debían de acumular los colchoneros y las posibilidades en cuanto a sus necesidades de desahogo? Es que hay que tener gente de todos los equipos en la chorboagenda...

Federiko

Api dijo...

Federiko,
sepa usted que no pirateo. Y sepa también que este viernes voy a una fiesta en la que pincha/actúa Alaska: si hay turno de petición del oyente, allí estaré yo.

Sepa también que al final no hubo celebración. Lo pospusimos para el desayuno de hoy, debe de ser cosa de la edad. Yo es que no he sido nunca de desahogos futboleros, aunque creo que estos días por la zona de san sebastián y comarca se debe de desahogar más bien poco.

Y a ver si actualizas. Y a ver si arreglas lo de poner comentarios, que despuès de haberme currado uno larguísimo y literariosísisimo me ha dado error.

PD. Hoy me han dicho que "sigues tan guapa como hace trece años". He echado cuentas y me ha dado vértigo.

Federiko dijo...

O más. (referido al PD)

Api dijo...

Gracias, majo.
Y retiro lo de que no actualizas y lo de que no te funcionan los comentarios.

En cuantito LaNegra te de soporte te lanzamos como la siguiente estrella invitada, aunque si pinchan en tu nick van directamente a tu blog.

LaNegra dijo...

Hoola Federiko,
ahorita mismo me pongo con el soporte guey...
Respecto a al chorbo agenda, es que los de Atletico son consolables a diario... pero los del Madrí llevaban tanta sequía que... ayer era el día ;-)