lunes, 11 de enero de 2010

Mrs. Robinson

Me ha costado 36 años, pero me he dado cuenta de que es mejor no auto- imponerse normas porque al final te las acabas saltando y quedas fatal no sólo delante de los demás sino delante de ti misma, que es peor.

Os lo cuento porque, la última vez que posé mis ojitos negros sobre un jovencito me autoconsolé diciendo que la diferencia era de sólo una cifra, que dos cifras no, que eso era delito. Por supuesto, la norma chorra en cuestión me la he acabao saltando, y ya no hay cifra que se me resista. Me gustan de todas las edades, así que lo asumo, y a correr. Sin embargo hoy, leyendo el periódico, he estado a puntito de volver a caer en la tentación e imponerme otra: “si puedo ser su madre no”, pero dados los resultados anteriores, mejor lo dejo, no vaya a ser que acabe como la Sra. Robinson, pero no la que todos estáis pensando, sino la de verdad.

No sé si lo habréis oído, leído o escuchado, pero el caso es que la mujer del ministro principal del Ulster, de nombre real Mrs. Robinson, ha sido pillada en falta después de cepillarse y ponerle un kiosko en la Gran Vía de Belfast a un chiquito al que le lleva casi 40 años. Otra que se salta la norma de las dos cifras, pensaréis. La diferencia entre esta señora y yo, supongo, es que yo no me dedico a defender el puritanismo en las costumbres, ni a pedir la muerte para los homosexuales por su pecaminoso comportamiento, ni a apelar a la Biblia para juzgar la acciones – especialmente aquellas relacionadas con el sexo - de los demás.

Creo yo que, visto lo visto, a esta señora se le olvidó leerse esa otra parte de la Biblia donde dice “No miréis la paja en el ojo ajeno, sino mirad primero la viga en vuestro ojo. Sacad primero la viga de vuestro ojo y entonces veréis bien para sacar la paja del ojo de vuestro hermano” y claro, al final ha quedao fatal.

Lo mejor, o lo peor, que cada uno decida cómo empezar esta frase, es que al parecer sus puritanísimos convecinos, le perdonan el desliz sexual, pero no el desliz con el dinero. Que se folle al jovencito mal, pero que le retire... eso, por lo visto, no tiene nombre.

2 comentarios:

Api dijo...

la mujer ha acabado en el frenopático municipal. cualquier día vemos a la de las peras y las manzanas igual. al tiempo.

Federiko dijo...

Quizás lo que falte es un partido de derechas pero no ultra-religioso, para acoger a esa gente asquerosamente rica pero deliciosamente ligera de cascos. Es que ahora van unidos ambos conceptos y ello lleva a estas contradicciones.