martes, 5 de mayo de 2009

La boda del micrófono

El sábado volví de boda. Esta vez un miembro del clan se nos contraía con una hija del Perú. Así que de buena madrugada cogí al relojero del bracete, y me eché al atasco de la A1 la mañana del 1 de mayo. En cuatro horas nos plantamos en el lugar del evento donde llegué por los pelos. Tras aclarar el misterio de si la contrayente respondería a los estándares de bellezón latinoamericano, entramos al monasterio y el cura, con claro complejo de Miguel de la Quadra pero con menos gracia y sin Celebrities de Muchachada Nui, les casó.

Lo mejor vino en el restaurante. Alguien pidió un micrófono y ahí empezó todo. En la mesa presidencial empezaron a pasarse el aparato de unos a otros. Primero la hermana de la contrayente quiso hacernos partícipes de su emoción. Al oír el choque del tenedor contra la copa de cristal, dejamos el solomillo y escuchamos. No había dado otro bocado a la carne, cuando de nuevo se nos llamó al silencio. Esta vez era el cuñado de la contrayente el que nos demostraba su emoción llorando directamente, llorando por micrófono. A partir de ahí, ya fue el festival del micrófono.
En cuanto veían que seguíamos a lo nuestro, vino de Ribera y solomino castellano-leonés, otra vez el tintineo del tenedor. El novio agradeció nuestra asistencia, igual que unos minutos más tarde y siempre micrófono en mano hizo la madre del novio y, después, el padre del novio (al hermano le tocó más tarde). La novia es huérfana, pero no estaba dispuesta a desaprovechar turnos de micrófono. En sus distintas actuaciones, para esas alturas la carne se había quedado ya fría y tiesa de aburrimiento, le agradeció a Dios y a la Virgen que la “hubiera puesto en el camino del chico guapo de los ojos verdes”, tuvo palabras de recuerdo para sus padres, hermanos, le agradeció al cura que los había casado (y que tenían sentado en la mesa presidencial); también quiso dar un agradecimiento muy especial a la peluquera (impagable cuando la peluquera se levanta para que la aplaudiéramos (¿qué hacía la peluquera en la boda?), como impagable fue cuando se levantó el marido de la peluquera y la besó apasionadamente en medio de la ovación general. A continuación le agradeció a la empresa de los arreglos florales XXX lo bonito que le había hecho los centros y el ramo, y el tal XXXX de los arreglos florales se levantó en la mesa de al lado y todos le aplaudimos.
El recital continuó con palabras para el chófer, para los amigos, para los familiares.... nosotros cogimos los vales de las copas y nos bajamos a la discoteca, donde la música estaba alta, supongo que también fue gracias a Dios y a la Virgen, y a nadie le dio por volver a coger el micrófono.
Aunque yo me fui pronto, y no lo puedo asegurar.

El mes que viene tengo otra, y también promete.

3 comentarios:

LaNegra dijo...

He de comentarte que esta me gusta muchisísimo más que la de las botas vaqueras, dónde va a parar.
Fijo que es gracias a Dios y a la Virgen...

Dicho lo cual añado que me has dejado en un ay acerca del misterio de si la contrayente respondería a los estándares de bellezón latinoamericano...

pepa la loba dijo...

1.- por qué no usaron una campanilla y se dejaron de tanto tenedor tintineante?
2.- en general a las peluqueras se les invita a las bodas, como a los curas
3.- me parece fatal que nos escaquees el nombre de la empresa que hizo los arreglos florales. algunas podríamos estar interesadas pero cómo sois algunas, que pensáis que todo es publicidad
4.- a tí y al relojero, nadie os agradeció nada? igual es que te vieron con cara de seta y al relojero con cara de qué coño hago yo aquí. si yo fuera él, ésta me la pagabas (muy) caro con algún juguete de esos que acostumbra

api, la loba te echa de menos!

Federiko dijo...

Desconocía esta costumbre de invitar a los gremios a la boda. ¿Es una forma de pago en especie dándoles de comer y beber y promocionando su negocio entre los 250 invitados?.

Y el último párrafo del comentario anterior abre un camino a un nuevo post, sugiero. El mundo del juguete. Por comentar.