miércoles, 1 de agosto de 2007

Autocompasión
















Self-Pity

I never saw a wild thing
sorry for itself
A small bird will drop frozen dead from a bough
without ever having felt sorry for itself


D.H. Lawrence

No sé si os pasa. A mi cuando tengo una mierda de día, me gustaría cambiar de peinado. El problema es que llevo el pelo corto y sólo me queda una opción: raparme. Aún no lo he hecho. No es por falta de valor, no, es por las canas. Tengo muchísimas y si me rapara la cabeza, debería pasar semanalmente por la peluquería para teñírmelo y mi presupuesto no da para tanto.

Hoy he tenido un día de mierda, así que ahora mismo me gustaría tener pelada la cabeza y parecerme un poco a la teniente O'Neill. No sé si habéis visto esa peli. Yo, unas cuatro o cinco veces. Ni siquiera fui a verla al cine, la vi una vez en la tele y desde entonces, cada vez que la ponen, la pille a la altura que la pille, me la doblo sin piedad.

No me preguntéis por qué. No encuentro una explicación razonable.
A veces pienso que es porque en el fondo me gustaría ser como ella: fibrosa, valiente, guapa y con la cabeza rapada.
Otras me pongo filosófica y pienso que igual es porque dicen frases como:“¿Sabéis que es lo mejor del dolor? Que te indica que aún no estás muerto”
Después pienso que no, que lo que de verdad me pone de esta peli – tanto como para verla entera – es esa escena en la que tirada en el suelo y con los dientes ensangrentados después de que le haya dado una paliza de muerte, Demi Moore mira a Vigo Mortensen y le dice:"Teniente en jefe, ¡chúpeme la polla"
Pero quizá todo se resuma en el poema de H.D. Lawrence que el teniente en jefe recita una y otra vez:“Nunca vi a un animal salvaje compadecerse de sí mismo”

Quizá por eso, cuando tengo días de mierda como el de hoy, me acuerdo de la teniente O’Neill. Porque ante la irresistible tentación de caer en la autocompasión, prefiero optar por agarrar una maquinilla y cambiarme de peinado.

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