
El caso, es que la valla me ha recordado una cosa que en su día olvidé comentaros. No sé si vosotros sois conscientes – yo no lo era hasta hace un par de años cuando una amiga me abrió los ojos – pero, cada vez que cambiamos de estación, El Corte Inglés nos lo anuncia puntualmente utilizando para ello a una guapa rubia. En cambio, cuando llegaban las rebajas, la elegida para ilustrarlo era una morena. Guapa sí, pero morena.
Supongo que eso tendrá la explicación que todos estáis pensando: las mujeres queremos ser más altas, más guapas y más rubias, y ellos no hacen más que ponerlo a nuestro alcance. A precio de oro, eso sí, que algo tiene que hacer juego con el color de pelo de la modelo.
Pero he aquí que llegó 2008, llegó la crisis, y – además del adelanto de las rebajas, lo nunca visto – ha llegado la revolución. La campaña de primavera de El Corte Inglés esta temporada la protagoniza una modelo que no sólo es morena, sino que, si la miráis detenidamente (vaya por delante que ya me gustaría a mi parecerme a ella en el tipo) tampoco es guapa. No es que sea fea, es sólo que tiene una cara pelín extraña, con una nariz muy marcada y rasgos poco armoniosos, vamos, que es todo lo contrario a la línea habitual de la casa.
En mi constante campaña reivindicativa bajo el lema “las morenas también existen” yo debería estar feliz, sin embargo no lo estoy. No sé si llega a parecerme indignante - soy una blanda – pero sí que me molesta que se identifique morena con pobretona que es lo que, al final, hacen en El Corte Inglés. Cuando hay pasta, vengan rubias, y cuando no, ahí va una morena apañá.
Hace tiempo una flaca (morena, por cierto) que iba de Audrey Hepburn por la vida soltó en el salón que compartíamos Api y yo la siguiente perla: “una gorda nunca podrá ser elegante”. Lo dijo delante de mi, sin inmutarse (y sin mirarse a los pies, donde llevaba calcetines de lana gorda con bailarinas, combinación que en mi opinión denota cualquier cosa menos estilo). Al ver la valla publicitaria de hoy me he acordado de ella. Seguro que el ideólogo (o ideóloga) de la campaña es alguien que también piensa eso, que las gordas no tienen clase, y las morenas tampoco. De las dos cosas juntas, ni hablamos. Como suele decir mi madre: “qué desgracia ser pobre y feo”.