viernes, 31 de octubre de 2008

Saloneros del lujo rancio


Va uno por la vida creyéndose el rey del mambo mediático, y de repente un compañero de profesión le abre los ojos a la cruda realidad describiéndole como salonero del lujo rancio. Fue hace un par de semanas. Pintaba genial. Una fiesta en la tienda de Loewe para degustar Dom Perignon Rosé, a mitad de semana. Ante tamaño anzuelo, picaron ndru, píer y su becaria. Llegamos allí y la más famosa era la momia Eloisa Bercero, -que no quiso confirmar su romance con el hombre de Ötzi-, el resto clientes de medio pelo, aspirantes a modelos y cazadores de tendencias.
Al dia siguiente nos vimos reflejados en el blog de uno de los cazadores como saloneros del lujo rancio. Lo peor de todo es que tenía razón.
Nos sentimos fatal, pero oyes, que ya sabiéndolo y asumiéndolo nada mejor disfrutarlo. Asi que el sábado, yo a primera hora todavia con mi diente loctiteado perfecto, nos fuimos a dar un paseo por la sierra a bordo del Aston Martin descapotable que capitaneaba LaNegra, mientras Píer (muerto de frío igual que yo en los asientos traseros) me gritaba en los semáforos "Letizia, cuidado con Letizia". De ahí, directos a un restaurante de jornada intensiva, donde estuvimos brindando desde las dos de la tarde hasta las nueve de la noche por el lujo rancio y los saloneros como nosotros.

2 comentarios:

LaNegra dijo...

¡¡¡Vivan los saloneros!!!

LaNegra dijo...

Bueno...
y el vino
y el aston
y el martin
y el bogavante
y el almirante
y la jaeger
y doña rogelia...