jueves, 31 de julio de 2008

Insomnio

Hay días que no entiendo mi cuerpo. Ayer me acosté tarde, entre cenitas, libros y flautas, apagué la luz a eso de las dos y media de la madrugada. Tenía por delante seis horas seis para dormir lo más profundamente que el calor me dejara. Fui bastante eficaz. Me dormí rápido y profundo. Incluso tuve un bonito sueño en el que un chico guapo me hacía ojitos, uno de esos que hacen que por la mañana te levantes tierna como un bizcocho. Pero justo cuando el sueño se ponía divertido me he despertado.

Sin más. Sin ganas de ir al baño, ni hambre, ni sed, ni calor, ni frío, ni nada de nada. Sólo me he despertado. Una putada si tenemos en cuenta que, además de quedarme con las ganas de saber por qué ese chico me hacía ojitos (sí, ¿qué pasa?, no me valía con que me los hiciera yo quería saber más), cuando he encendido el reloj y he visto que eran las siete menos cinco de la mañana me he dado también cuenta de que mis ojos no se volvían a cerrar solos como es costumbre en ellos, sino que, contra mi voluntad, se quedaban abiertos como platos. Y así ha ido pasando el tiempo, y han dado las siete y media, y luego las ocho y, justo cuando se acercaban las ocho y media, hora de levantarme, me he vuelto a quedar profundamente dormida. Resultado: me he dormido y, además de llegar tarde a currar, me he pasado el día con los ojos semicerrados.

Al salir de trabajar había quedado para tomar algo con amigos del curro. Como somos gente prudente y la mayoría volvemos mañana, a eso de las once y media nos hemos despedido. Una hora después, yo ya estaba en la cama con los deberes hechos y mi libro abierto. He leído hasta la una y cuarto más o menos y ahí lo he cerrado, no por falta de interés sino por falta de sueño.

De eso hace exactamente una hora y, a pesar de todo mi cansancio, estoy donde imagináis. Sentada en el salón, delante del portátil dándole a la tecla. No sé qué coño le pasa a mi cuerpo, pero no me puedo dormir, y eso que hasta he intentado contar chicos que me hacen ojitos, pero me salen tan pocos que no concilio.

No sé si a vosotros os pasará mucho, pero yo no estoy acostumbrada a esto del insomnio. Yo soy de dormir profundo y despertar pesado. Lo hago en tiempos, nunca al primer despertador. Salgo de la ducha limpia, pero tan dormida como entré. El primer café lo tomo en la oficina y me abstengo de beber ninguno después de comer para que no me altere el sueño. Aún así, aquí estoy, muerta de sueño y sin poder dormir.

4 comentarios:

Federiko dijo...

Efectivamente, estabas bien despierta a esas 2:30 de la madrugá, porque te ha salido un post bien lucido (incluso lúcido).

Yo cuando he sufrido alguna vez de insomnio, he acudido a un absurdo juego consistente en repasar las provincias españolas/estatalak, de Lugo a Tenerife. Me suelo quedar dormido allá por Castilla La Mancha. Bueno, otra vía que ayuda es la masturbación. Por comentar

LaNegra dijo...

Lo de la masturbación ya me lo han comentado varios caballeros, sí. Lo de las provincias españolas... joder, no me extraña que te duermas...

Federiko dijo...

Mmmmm, ¿puedo mirarte mientras cuentas las provincias estatalak?

LaNegra dijo...

Por qué a los tíos os gusta tanto mirar?

A Coruña, Lugo, Orense, Pontevedra, Asturias, Cantabria, Vizcaya, Álava... mmm...buenas noches ;-)