sábado, 14 de junio de 2008

De taxistas y patriotismos



Hace ya seis meses que nos mandaron a currar a la pperiferia (no es una errata, es una contracción), por donde no pasa ni la diligencia, eso por no hablar de taxis. Asi que cada vez que hay que coger uno tenemos que pedirlo por teléfono. Y el miércoles pasado, un día después de que España metiera cuatro goles a Rusia en la Eurocopa, teníamos una comida la bosa y yo en el centro, asi que solicitamos los servicios de Radio Taxi. Al salir a la puerta, había dos taxis en espera y yo sospeché cuál era el nuestro. Uno era un taxi normal, el otro tenía instaladas dos banderolas de España, una en cada ventana trasera que ríete tú, así a ojo les eché unas dimensiones de 70 cm x 40. Tela. La bosa se bajó un poquito el cristal de las Chanel y preguntó si teníamos que ir “con eso”. Para qué quieres más. El taxista se puso como un penergúmeno (tampoco es errata) a decir que desde luego porque esto es España, que esto en Estados Unidos no pasa, que él era español y que bla, bla, bla. Como íbamos mal de hora no quisimos discutir y nos metidos allí, que parecíamos la ministra con sus chanelazos y servidora, la secretaria. En taxi diplomático. Ese día supe lo que siente Benedicto cuando recorre en papamóvil las calles de cualquier ciudad. Lo más fue bajar Serrano, la gente en los autobuses se agolpaba en las cristaleras para mirar y, claro, descojonarse.

Prefiero no ponerme a discutir si eso está dentro del reglamento o no, o si el viajero tiene derecho a no ir dando el espectáculo y, además, pagar. Lo que está claro es que el gremio, al menos en Madrid, sigue siendo maleducado, casposo y paleto como en ningún otro sitio.

3 comentarios:

LaNegra dijo...

Juajuajuajaujauajua

Hubiera pagado yo ese taxi por verlo, sobre todo a la bosa y a sus chaneles ahí metidos. Tre-men-do.

Por lo demás. Suscribo. Los taxistas madrileños - excepto un joven carabanchelero que me llevó un día a ritmo del gran Rosendo, haciéndome feliz - son una panda. Te subes, les pagas, y te tienes que comer sus emisoras de radio, sus opiniones y, lo que a mi me parece casi lo peor, a su señora haciendo punto el sábado por la noche. Eso, si no te bajan a media carrera para ir a por sus niños a la salida del cine... que, como sabéis, es una de esas cosas que pasan...

Federiko dijo...

En mi reciente viaje a Alemania, en cambio, que uno es muy viajado, ésto está a la orden del día. Y son generalizados los coches con las banderas germánicas a ambos lados del coche. Y orgullosos.

Allí discutimos sobre las banderas y el por qué los alemanes han sido capaces de superar su vergonzoso pasado histórico y mostrar orgullosos sus enseñas nacionales, y no así los españoles, con vergonzoso, pero menos, pasado.

Api dijo...

hombre, a mi me parece bien que cada uno tenga la insignia o banderita que le de la gana puesta en su casa, en su coche, en su nevera o en los cuellos del polo. Ahora, cuando resulta que el taxi es un servicio público... ahí ya me toca un poco más la moral.