El país de las nieves

Me dicen Pepa la Loba y el banderillero que no les doy ninguna envidia por irme a Pekín. A ver, que yo las cosas las cuento para informar de las cosas que pasan por aquí o para saciar hambres de cotilleo, no para dar envidia. Y que, además, recuerdo que casualmente no me voy de vacaciones, si no a trabajar. Y a pasar frío, porque las imágenes de la Calaf con tremendas botas y un abrigo de piel que más parecía una criatura del Terciario que una corresponsal de cadena estatal de primer orden. Bueno, y también voy a practicar el contrabando de falsificaciones porque llevo una lista de encargos de North Face de todas las tallas, formatos y colores que ríete tú.

Porque, a ver, la gente ve la oportunidad de ahorrarse unos eurillos y pierde el sentío y hasta la vergüenza. A los cercanos he sido yo misma la que se ha propuesto para traficar (Pepa, no te lo tomes a mal, pero yo sé que tú prefieres probar antes de comprar), pero aquí en el trabajo el personal es oír que marcho al Mercado de la Seda y empezar a soltarme encargos. Que, a ver, una cosa es que las cosas están más baratas (que lo están), las chaquetas de 500 euros salen por unos 60 según me cuentan, y otra que tenga yo que adelantarles la pasta para vestir de marca a toda la familia y, de paso, quedar bien. Concretamente llevo un encargo que dice así “para mi marido una chaqueta de color chillón como la de la foto que te envío en este mail pero que no sea amarilla, talla L, pero fíjate bien que el modelo sea de chico”. Tela.

Nos leemos el lunes. Feliz semana