viernes, 6 de julio de 2007

Una noche en las carreras


Ayer empecé a poner en práctica mi nuevo plan vital y lo que iba a ser una fiesta de inauguración en la terraza de un hotel chic, se acabó convirtiendo en una velada en el hipódromo.

Yo de carreras de caballos sé más o menos lo mismo que vosotros... que hace como 20 años se pusieron de moda y sacaron una quiniela que se llamaba la QH, pero Api me dijo: "¿Negra, nos vamos a las carreras?" y yo le dije: "Nos vamos".

Así que me pinté un poquillo el ojo, me planté el balcón y los tacones, recogí a Api en su casa y tiramos para allá. Después de un atasquito (no veáis la de peña que mueven los caballitos) y de superar el momento se me clavan los tacones en la gravilla, llegamos a la puerta con nuestro super pase VIP. Ahí la pregunta era, "¿estaremos a la altura?" Respuesta: "sí". La prueba de fuego fue que un par de pijolaris de los de toda la vida osea, que nos dieron un repaso visual al entrar, que quedó claro, osea, que estábamos totalmente aclimatadas.

Lo de dentro, bien. Barra libre, buen catering y hasta prismáticos para ver la carrera de cerca. No nos faltó de nada. Y para que la noche fuera perfeeecta, allí estaba Píer, que ayer - además de hacernos reír sin parar - fue, junto a Beki-bekaria, nuestro corredor de apuestas.

Llegué a mi casa a las dos de la mañana, con dos euros menos y los pies deschuídos. Pero me había reído, había comido y bebido, y un tío me había metido la nariz en el escote a los 10 segundos de conocerme (al despedirse, directamente me tocó el culo). Vamos... un completo. Así que, como decíamos ayer... a vivir, que son dos días.

No hay comentarios: