Se acabó la temporada. Desde aquí lo digo, que nadie anuncie boda –o que la anuncie pero no me invite- en, por lo menos, un año. Que no voy. Que estoy harta de ir a bodas. Y ya no me quejo de la pasta de la peluquería (que no voy), ni de la pasta del vestido (que por trabajo tengo un decente fondo de armario de vestidos de fiesta, aunque últimamente me aprietan tanto que me los voy a tener que acabar calzando con lubricante), ni por la pasta de la gasolina, ni por la del regalo (en las familiares paga el maxi de la casa)… Es que estoy harta de las bodas en sí. Que me aburro, joder. Que ya sé que son fiestas, pero para los novios y para los invitados que van con buen talante. Yo ya las he cogido tal manía que ya voy malencarada y mirando el reloj para ver cuándo es momento de poder salir corriendo.
Y ya la próxima, que se va a perpetrar el sábado que viene, me tiene especialmente ‘sensible’. Aunque creo que no es nada para el estado de humor que se te ha puesto a ti, banderillero. Ahora que, una cosa te voy a decir, esta promete ser de las que no se olvidan. Que todos hemos tragado mucha boda absurda y puñetera… pero la del día 8 entra en los anales ese mismo día, más rápida que la espada en la tarta nupcial.
Por qué se empeñará la gente en conseguir el 'no va más' en su boda, oyes? Con lo bonitas que son las bodas en las que se invita sólo a los más allegados. Aaaah, que es por la pasta... en serio? No creo...
miércoles, 29 de agosto de 2007
Vuelvo a Cai

No puedo con este Madrid que no deja de estar medio vacío. El domingo pasado La Latina daba ganas de llorar y, sobre todo, de beber para olvidar. Buscábamos bares desesperados, los pocos abiertos que había ni se llenaban.
Pepa me escribe desde el barquito en el que navega por aguas griegas, ndru sigue su larguísimo periplo centroeuropeo, Bic aprovecha los últimos coletazos en Marbella, Allendelosmares sigue recuperándose entre pescaíto y Alhambras botella verde del jet lag y la guaracha cubana.
Así que esta noche pliego las chanclas, saco los charoles y parto a Sotogrande, a la final de la Copa de Oro de polo, donde espero gozar como un calamar. LA bebida oficial del torneo, al menos en el superstand que nos ha preparado Píer, es champagne Taittinger. Y si el protocolo lo permite, compartiré festival con la duquesa del jamón york. Así que, ale, ahí os quedáis. A ver si se os acaban de una vez las vacaciones, y volvéis por estos fueros, que están más apagados que nunca.
martes, 28 de agosto de 2007
Rodeada de API(s)

El caso es que no soy informática, pero tengo cierta inclinación hacia esta rama de la ingeniería (cada uno tiene sus taritas, qué le vamos a hacer) y yo paso un montón de horas a la semana rodeada de ellos - no hay muchas tías por aquí -, y ellos están todo el día, que si API pa’quí, API pa’llá y claro… yo de bote en bote, pensando que nos han descubierto; que cuando echo ojeadas furtivas al Cosas que pasan y otras que no… me han pillao, y ahora ya saben quiénes somos, dónde vivimos, a qué dedicamos el tiempo libre…
Así hasta que al final, me he decidido – iba a decir que haciéndome la tonta, pero en realidad mi desconocimiento es tanto que no he tenido que hacer nada – y he preguntado qué coño es un(a) API (cómo si no lo supiera).
La respuesta ha sido ésta:
Application Programming Interface
“¿Mande?” – he respondido, y he obtenido la siguiente aclaración:
“Son librerías que dan los lenguajes de programación para que los programadores las usen. Hay una API de comunicaciones, una API para enviar SMS, etc.”
“Entonces hay muchas” – he deducido.
“Sí”, me han contestado.
Y en ese momento he pensado… bah, tonterías, Api sólo hay una y aquí la tenemos con certificado de autenticidad. Un lujo fuera de serie ;-)
lunes, 27 de agosto de 2007
Y cómo pasa el tiempo

Mañana se cumple un año de mi retorno a la soltería. Y así, a bote pronto, se me ocurre decir que el balance ha sido bueno. Muy bueno. Baaaaaarbaro. Aquella misma tarde, Pepa la Loba me dijo que tendría que pasar el luto. Un luto que más que pasar voló, y con mucha más gloria que pena. La terapia consistió en mucha A6 para adelante y para atrás, un poquito de M30 dirección Sur y en obras, una pizca de probar si donde hubo brasa aún quedaba rescoldillo, y hasta un admirador secreto que apareció… y se quedó…
Para hacer un resumen de lo que ha sido también podría utilizar muchas frases de la banda sonora que más suena en El Profesional en los últimos tiempos.
Me hice noctámbula vampira.
Hubo muchos momentos, y los sigue habiendo, de vivir la vida a tragos.
En ocasiones he estado a punto de pedir la baja por diversión.
Algunas noches le he dado una patada al reloj y me he dejado liar por la luna llena.
Siempre he conseguido ganarle la guerra a las penas, aun cuando él nunca decía si, y yo nunca decía no.
Y, bueno, aunque a ratos todavía no he conseguido que cierren para siempre la calle del olvido, no me conformo con vivir y sigo loca por sentir.
Además, últimamente, muy a menudo nos ha pillado el sol con ganas de charlar.
Y que nos siga pillando.
PD. No he incluido esa gran sentencia que dice que “los domingos me suelo jurar que cambiaré de vida” porque a mí esos remordimientos me entran los lunes. Como hoy, sin ir más lejos.
jueves, 23 de agosto de 2007
No fui yo

Tú sonríes y le dices que sí, que es un tío muy majo. De hecho lo piensas, te rompió el corazón, pero nada más, eso son sólo cosas que pasan... así que sigues dándole duro al cepillo, y esperas que esa mirada que te dice “cómo pudiste dejarlo escapar” sea compasiva con tu boca llena de espuma y no se verbalice. Ella te deja pensarlo durante unos segundos, pero cuando no puedes más y escupes la espuma, vuelve a la carga.
Te cuenta sus planes de vacaciones, no los de ella no, los de tu ex: dónde va, con quién, cuándo se lo ha contado. Y te vuelve a repetir que es muy majo y muy educado. En ese momento tú te armas de valor y sueltas un: “es que yo, parece que no, pero tengo muy buen gusto”. Ella te dice que sí, se ríe y parece que va a dar la conversación por finalizada.
Es tu momento. Te metes en uno de los “reservados del baño” para poder cerrar la puerta por fin y dejar la dichosa conversación. Lo haces, y cuando tiras de la cadena, esperas que el temita también se haya ido por el desagüe.
Pero sales y, mientras te lavas las manos, notas su mirada en tu nuca. Te secas, coges el neceser para salir corriendo y, justo ahí, te corta el paso fregona en mano y te lo dice por fin: "y yo pienso que cómo LaNegra dejó escapar a un chico taaaaan bueno y taaaan majo".
Tú te paras, sonríes otra vez (esta vez te duele la comisura de los labios al intentarlo) y dices: “no fui yo”.
Montárselo de cine

Mientras cojo el ritmillo laboral, que este curso se me está rebelando, estaba hablando de esto ahora con frikie monkie, quien, muy sensato él, me ha recordado que conviene tranquilizarse con las aventuras estivales “porque todo puede ser una tormenta de verano y acabemos ahogados con la riada”. Más o menos.
De ahí nos hemos desviado, mejor dicho, hemos desviado la conversación, que está esto lleno de mentes sucias a sentencias anunciadas en la gran pantalla, del tipo:
¿Por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo?
Más que amor, frenesí.
Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar.
Todos dicen I love you.
La comedia sexual de una noche de verano.
Y a estas alturas de la mañana estamos ya entrando en las de Schwarzenegger: Desafío total o Depredador.
Así a bote pronto me viene también a la mente -limpia- La Ley de la Selva.
domingo, 19 de agosto de 2007
Cuando lo peor del verano no es la canción del ídem

Ahora que poco a poco la gente va volviendo a Madrid –Negra, Lauren se siente pero era verdad lo de que todo pasa y todo llega-, en un verano en que lo de aparcar sin problemas en agosto ha pasado a convertirse en leyenda urbana, voy a seguir hablando de vacaciones. Y no me refiero ya a los diez espléndidos días libres que sigo teniendo en cartera. Ya lo adelantaba el otro día mblue en su primer comentario –gracias por animarte-, las vacaciones no son más que eso, vacaciones, unos días en los que no hay que ir a trabajar. Punto. La vida sigue. No hay que mitificar tanto unas semanas que, en la mayoría de los casos, pasan volando. Pero es curioso, porque parece que estamos obligados a pasarlo siempre y a todas horas bien cuando estamos de vacaciones. A disfrutar como locos. A lograr el “más xxxxx todavía”, para luego venir y contarlo. Si no es que no eres un enrrollao. Porque a ver quién es el guapo que vuelve de vacaciones diciendo que no se lo ha pasado genial, y más si has estado meses planeándolo y te has gastado un pastón. Si vuelves y dices que menudo asco, o que no has estado todo el día, y todas las noches por supuesto, gozando como un calamar, poco menos que te conviertes en un apestado social. No has sido capaz de divertirte. Sospecho que deben sentir algo parecido las anaorgásmicas.
Pues bien. El viernes, camino de la boda de mi mejor amigo, la bosa reconoció no una sino dos veces, que no había tenido buen verano. Que tardó en desconectar, que no dormía bien, que ha discutido con la familia… Es poco habitual escuchar estos comentarios, pero estoy segura de que estas cosas pasan más de lo que se reconocen públicamente.
PD. A estas alturas sigo sin saber cuál ha sido la canción del verano.
PD2. La lata de champanes por fin se ha vaciado. De forma satisfactoria, añado.
viernes, 17 de agosto de 2007
Vivan los novios (II)
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