
Yo era una loca de Corrupción en Miami (bueno y de Curro Jiménez, pero ésa es otra historia). No me perdía un capítulo (si no recuerdo mal lo empezaron poniendo los lunes por la noche). Me encantaba Don Johnson, que por aquellos años, en mi más tierna adolescencia, podría haber sido mi padre (bueno, y ahora también pero por entonces habríamos desentonado más paseando de la mano por el parque de Arriaga). Yo llegué a poner un poster suyo en mi habitación, prácticamente a tamaño real, de un Don Johnson sin camiseta, rubio de pelo, moreno de piel, cañón… con un escorzo de lo más sugerente.
Luego pasaron los años, se dio al alcohol y a lo que fuera, yo me dediqué a mis cositas (de forma mucho más ligera, sin duda), me vine a la capital, empecé a fijarme en otros, lo típico, nuestras vidas tomaron caminos muy distintos. Y me olvidé de Don, y de Miami.
Y hétenos aquí que la vida vuelve a unirnos. A Miami me refiero, y a Palm Beach donde recalaré a principios de marzo con la inestimable compañía de Píer. Tal vez no asista a desesperadas persecuciones automovilísticas mientras apatrullan la ciudad al atardecer, pero sí, yo estaré allí, en aquellas playas que veía por la tele… igual no está Don… ni Ricardo… pero quién sabe, a lo mejor está su hijo. O algún sobrino. El porvenir es largo, ya lo dijo Althusser. E imprevisible.
Luego pasaron los años, se dio al alcohol y a lo que fuera, yo me dediqué a mis cositas (de forma mucho más ligera, sin duda), me vine a la capital, empecé a fijarme en otros, lo típico, nuestras vidas tomaron caminos muy distintos. Y me olvidé de Don, y de Miami.
Y hétenos aquí que la vida vuelve a unirnos. A Miami me refiero, y a Palm Beach donde recalaré a principios de marzo con la inestimable compañía de Píer. Tal vez no asista a desesperadas persecuciones automovilísticas mientras apatrullan la ciudad al atardecer, pero sí, yo estaré allí, en aquellas playas que veía por la tele… igual no está Don… ni Ricardo… pero quién sabe, a lo mejor está su hijo. O algún sobrino. El porvenir es largo, ya lo dijo Althusser. E imprevisible.