lunes, 26 de enero de 2009

Doctor Google

Me cuenta Api que, intentando fabricar una pipa, el hijo adolescente de una amiga se clavó el otro día un punzón en la mano. Al parecer, para tranquilizar a la madre, el chaval y sus hermanos le aseguraron que de ésta no se moría, que lo habían buscado en Google. La sufrida madre sólo pudo añadir que “lo de internet hace mucho daño a la salud”. Afirmación esta con la que ambas – tanto Api como yo – siempre hemos estado de acuerdo.

Os voy a poner un claro ejemplo. Hace unos años el Dr. Mata (curioso nombre para un médico, ¿eh?) llamó un viernes por la tarde a la casa que por aquel entonces compartíamos Api et moi, y me dijo aquello de: “Hola Negra, ¿qué tal?, que tengo aquí tus análisis, que te llamaba para decirte que este fin de semana no salgas mucho por ahí, y que el lunes, mejor no vayas a trabajar, te quedas en casa y por la tarde te vienes por aquí”. Poneos en situación. El médico te llama al fijo de tu casa para decirte que no salgas de casa y tú, quieras que no, te alarmas. Llamadme hipocondríaca si queréis, pero hay que tenerlos cuadraos para no asustarse. Sobre todo si lo último que te dice el buen hombre antes de colgar es: “y si sales, no bebas, criatura”.

Claro. Lo mío fue colgarle al médico y descolgarle a Api. Y lo suyo fue colgarme a mi y descolgarle al Banderillero. En menos de una hora Api me había recolectado al menos tres opiniones favorables al "de ésta no te mueres". No me preguntéis cómo, pero creo que aquella noche incluso dormí, convencida de que lo mismo no era para tanto. Es lo que tiene la ignorancia, que es atrevida. Eso y que si no sabes qué tienes, no puedes buscarlo en internet.

El lunes, por fin, fui a la consulta y el Dr. Mata, con su mejor sonrisa, intentó convencerme de que la cosa tenía solución, pero, consciente de que mi trabajo rozaba muy de cerca internet me dio una orden: “y no se te ocurra buscarlo en internet, si tienes dudas, me las preguntas a mi cuando vuelvas la semana que viene o, si no puedes esperar, me llamas”. Un gran tío. Un gran consejo.

Yo tengo una cosa. Cuando decido confiar en un médico, lo hago a ciegas. A los distintos especialistas que me atienden en mis enfermedades varias les informo de lo que dicen los otros, pero nunca busco una segunda opinión, nunca comparo. Hacerlo sólo me llevaría a tener dudas y yo, en temas de salud, no estoy para vaciles.

Sinceramente, creo que me ha ido bien. De esa enfermedad horribilis que tuve entonces aún recuerdo la cara de MBlue y Meripeich cuando vinieron a visitarme a casa. Recuerdo concretamente lo que mostraba su mirada: pena infinita. Aunque aquella vez lo negaron – y seguro que si leen esto lo seguirán negando ahora – estoy convencida, igual que lo estaba entonces, de que a pesar de mi advertencia, escribieron la palabra mágica en Google. Mi única duda es si le dieron a “buscar” o a “voy a tener suerte” ;-) El caso es que aquel extraño virus llevaba un par de tibias y una calavera pintados encima y claro... eso asusta.

Por eso mismo desde entonces hasta hoy he intentado mantener la palabra que le di al Dr. Mata de que nunca buscaría en Google nada relacionado con la salud. No obstante, puestos a sincerarnos, debo confesar que he faltado a mi palabra una vez. Ante la falta de colaboración de mi endocrino (ese que como único consejo me manda tomar el sol y que me dicta el diagnóstico mientras yo, cual eficiente secretaria, lo tecleo en su ordenador y que, sin embargo, me cae bien) busqué en internet los síntomas del hipertiroidismo y el hipotiroidismo para ver si me identificaba en alguno de los perfiles. Sólo síntomas, juro que no fui más allá, tuve mucho cuidado.

En mi descargo, diré dos cosas: recuerdo que mis síntomas coincidían con uno de ellos... pero no recuerdo cuál, y jamás se me ha ocurrido recriminar al médico que no me lo quiera contar. Él sabrá. Yo, como la amiga de Api, sólo sé que internet es malísimo pa’ la salud.

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