jueves, 22 de noviembre de 2007

Euribor + 0’50

O sea, más la mitad. La mitad que al parecer me falta para poder comprarme una casa.

El otro día fui al banco, no a una sucursal cualquiera, no, fui al Caja Madrid de mi pueblo. Mi pueblo no está en la Comunidad de Madrid, así que allí visitar Caja Madrid es como ir a una especie de oasis en el desierto. Desierto porque no hay ni dios en la oficina, que no es de la tierra, y oasis porque, ante la falta de clientela, a los cuatro que somos nos tratan la mar de bien.

El caso es que yo fui para allá dispuesta a que me soltaran un rollo sobre un plan de pensiones y, a cambio, me hicieran numeritos a ver si me dan una hipoteca o no. Al llegar me dio un ataque de risa, porque – es lo que tienen los pueblos – el trato allí es tan “humano” que, mientras un par de currantes se sentaban frente a la mesa de uno de los administrativos, otro paisano le gritaba a éste desde la puerta: “Oye, a éstos atiéndemelos bien”, a lo que el aludido contestó con mucha retranca: “Les voy a entregar lo mejor de mí mismo”. Tanto les dio y tan bueno, que aquellos dos estuvieron un buen rato repartiéndose entre ellos un pastón en billetes de 100 y de 500. Y yo, mientras miraba, me iba viniendo arriba ante el trato de excelencia que aquella mi sucursal dispensaba a sus clientes.

Entonces llegó mi turno. Allí estaba yo, dispuesta a que otro fulano me entregara también lo mejor de si mismo, solo que… digamos que corrí distinta suerte. A mi, en lugar de tocarme la fulana de toda la vida – que es lo que nos gusta en los pueblos – me tocó el mengano nuevo. Y el nuevo resultó ser un comercial de medio pelo metido a empleado de banca que, después de haberme tenido unos 40 minutos esperando – mataría por saber en qué bar se estaba tomando el pincho -, me recibió con una enorme sonrisa y grandes aspavientos mientras gritaba: “con una nómina como la tuya…..”

Eso fue sólo el comité de bienvenida, luego llegó lo mejor. Primero me intentó doblar un plan de pensiones que me iba a dar un fantástico regalo, ¡¡un bluetooth para el coche!!, pero no cualquier bluetooth no, el mejorcito del mercado y ¡¡sin cables!!. Viva el wireless. Le aclaré que ya tenía bluetooth (con instalación sí, pero los que me lo regalaron al comprar el coche también me aseguraron que era el mejorcito del mercado), así que… Infatigable, me sugirió que se lo regalara a él, y yo claro, le dije que sí. Que él me consiguiera una hipoteca en condiciones fantásticas y que yo le regalaba el bluetooth y lo que él quisiera. Así que el tío, manos a la obra me pidió el DNI y se introdujo en mi cuenta.

Momento estelar. En medio de la sucursal – de mi pueblo, os recuerdo – y justo en lo que debe ser la hora punta porque había tres personas haciendo cola, el tío gritó que soy “una gastadora”, y que claro a ese ritmo,“ ni con una nómina como la tuya…..” Y así, conmigo forzando la sonrisa hacía un rato, y con mi fulana de toda la vida totalmente avergonzada, con los ojos desorbitados por las bobadas que soltaba su compañero, y a punto de entrar en barrena del pánico porque veía mi nómina en ING Direct… así, decía, nos acercamos al final.

Y el final no fue otro que… con una nómina como la mía no pueden darme el crédito que les pedía. Hasta ahí… más o menos lo esperado. Yo apelé a mi fidelidad a lo largo de los últimos 15 años, él a las malas condiciones del mercado, yo a una nómina como la mía que se ha ingresado puntualmente en esa su sucursal, él a que la gente está dejando de pagar, yo a mi simpatía natural… y él…

De pronto, a falta de bombilla encima de la cabeza, se le iluminó la mirada, y cuando yo esperaba un salvador, “contigo podríamos hacer una excepción”, el tío me mira a los ojos, se pone serio y me dice: “tengo la solución” - (silencio valorativo) - “ lo que tienes que hacer es echarte novio para que pague una parte”.

Yo, ¿verdad?, mantuve la mirada firme y aguanté la estupidez. Sonreí y solté un: “ya, eso ya lo había pensado yo, pero es que echarse un novio decente es todavía más difícil que que vosotros me deis la hipoteca”. El tío me miró, se puso serio y me dijo: “no, no, si ni siquiera tienes que encontrar a uno que gane mucho, con tu nómina, con que tenga un sueldito ya os llega”.

Así que… aquí estoy, buscando mi 0'50, que al parecer, es un pobretón que se quiera meter conmigo en un piso de 30 metros, que es para lo que da una nómina como la mía…

Pd. Interesados, por favor, dejen su teléfono en los comentarios.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

oye ten cuidao que si te buscas a uno que gane poco y se separe todavía te pide pensión. hay que joderse, cómo son los de cajamadrid laoxtiaputa... quemar sus cajeros no es kaleborroka, es legítima defensa

Anónimo dijo...

Negra no vuelvas a recurrir a esos inmundos usureros que cobran comisión hasta por acercarte a los cajeros. Y de vez en cuando, sólo de vez en cuando, no está mal dejar un poquito de lado la educación que tanto le ha costado a nuestros padres y mandar a tomar por el culo a algún enteradillo de éstos que a saber a quién se la habrá chupado para estar en una ventanilla dispensando pensiones.

Perdón por el tono, pero es que ese tipo de gente me da muchísimo ajco.

Un besin

LaNegra dijo...

Pepa, Laurenmi pain... sólo puedo añadir una cosa...
ouuu yesssssss

Anónimo dijo...

Una compañera mía dice que eso de que hablando se entiende la gente está mu bien y es mu bonito, pero que a veces un tiro en las rodillas no es para nada violencia excesiva y hace que en futuras relaciones la gente sea mas razonable.En fin ...

el banderillero

Recuerdos de la cuadrilla