lunes, 29 de octubre de 2007

En estas navidades...














No sé si es puro consumismo. No sé si es pura gula. No sé si es sólo una especie de ridícula tradición. No sé qué es, pero el primer día del año en que voy por el pasillo de un supermercado y veo el resplandor dorado de una tableta de turrón de chocolate Suchard, me tiro en plancha, cojo una y la pongo en la cesta como un cazador orgulloso que acaba de cobrarse la primera pieza de la temporada. Normalmente, después llego a casa, la poso en algún lugar muy visible y espero en que llegue el momento de abrir y cortar la primera tira.

Ayer me pasó. Yo sólo había ido al Carrefour en busca de básicos de temporada (camisetas Tex blancas y negras – precio competitivo y calidad excelente -), pero los de temporada no son al parecer los colores básicos, así que después de echarme otro par de camisetas y un bonito jersey de esos de fondo de armario (llamadme rara, pero parte de mi fondo de armario es de lo que yo llamo boutique Pryca (léase “butíq praica”) enfilé el pasillo central en busca de algo de beber y, de pronto, inesperadamente (yo pensé que la Navidad empezaba en noviembre, no en octubre), allí estaba... en uno de esos destacados de los laterales, un resplandor dorado me cantaba al oído: “en estas navidades, turrón de chocolate....” Y yo continué: “en estas navidades, turrón de Suchard”, y me eché a la cesta la primera tableta de la temporada 2007.

Normalmente, me la como, tiki-taka, en tres o cuatro días, a razón de dos filas por noche, a veces tres, y no vuelvo a probarlo hasta el año siguiente (mi madre no suele comprarlo). Pero, alguna vez, sale la enorme gula que llevo dentro y me echo otra más. Tiki-taka. No me la suelo acabar. Acabo de echarme la primera tira de la temporada. A vuestra salud. Ya os contaré...

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