lunes, 5 de octubre de 2009

Año de crisis, año de bodas

Este sábado, con la quinta boda del año (yo pensaba que eran seis, pero he hecho bien la cuenta y son cinco porque a una no fui) he terminado la temporada de bodas 2009. Lo primero tengo que decir que ha sido un buen colofón.
Las he tenido de todos los pelajes: en histórico monasterio de la castilla-león profunda con ágape en recio restaurante ad hoc; en una casposa y fea iglesia de Madrid compensada con una cena de canapés de pie en la terraza de uno de los hoteles más cool de la capital; en las periferias sureñas de madrid, otra vez en castilla-león, menos recia en una fiesta celebrada dos meses después de la contracción de los novios... y la última y, para mí, más divertida de todas: boda en ayuntamiento bonito, con agur jaunak incluido, y fiesta ¡¡durante quince horas!! con aperitivo, comida y cena, y vengan copas. Hay cosas que se repiten en algunas de ellas: he ido a dos con cura y a dos con drag queen en la celebración. En las de cura no ha habido luego drag queen. También estuve invitada a una que se celebraba encima de la arena de Caños de Meca, pero 1.500 km para chancletear se me hacían demasiados. En esa sé que no había cura, y calculo que una drag queen en el faro de Trafalgar tampoco.

Tengo un sentimiento encontrado con las bodas. Por un lado me dan la pereza de la muerte (tanto pensar en organizarlas como prepararme para asistir), pero reconozco que cuando están bien montadas la fiesta merece la pena. Cuando son un mero trámite, en mi opinión, se nota, se da cuenta todo el mundo y se aburren hasta los novios. Y de esas también hay.

3 comentarios:

LaNegra dijo...

Api... no cantes victoria, 2009 aún no ha terminado!!!!

Anónimo dijo...

Api, maja, cuando nos invitaras a la tuya?

Api dijo...

yo no es por ir de dura y decir que no, pero es que nunca nadie me lo ha pedido.