jueves, 25 de septiembre de 2008

Chapeau

Para aquellos que no sepan francés chapeau – leáse chapó – significa sombrero. Y esa misma expresión es la que utilizan nuestros vecinos los gabachos para indicar que se quitan el sombrero ante algo que les asombra o les admira. Hoy os tengo que decir que yo me lo quito ante LaurenMi, y sé de buena tinta que Api también, y Tigris, y Hellfredo, y... todos hemos entonado un sonoro chapeu cuando hemos sabido de su hazaña.

Por si alguien es nuevo, o tiene mala memoria, os recordaré que LaurenMi es el mismo que protagonizó – hace exactamente un año y cinco días – un memorable post de Api que llevaba por título: “Cuando dos son multitud”. En él Api reflexionaba sobre el insomnio que produce la caballerosidad, sobre todo cuando la caballerosidad tiene como escenario un colchón de 90. El caso es que en el último año LaurenMi ha seguido repartiendo caballerosidad aquí y allá, y la semana pasada, lo hizo en una tienda de moda de la calle Fuencarral.

Os pongo en antecedentes. Para los no madrileños que no lean revistas de moda y/o tendencias, aclaro que Fuencarral es ahora mismo sinónimo de ropa trendy y, por lo general, cara. Una calle donde aún sobrevive el mítico Hostal Nuria (ese donde veníamos de excursión de COU todos los estudiantes de provincias) y alguna que otra tasca, aunque lo habitual es encontrarse con que en esa calle antes infecta, ahora abren tienda Khiels, Mac, Diesel, Muji o Custo Barcelona. Sin verlo muy a menudo, apostaría la mano derecha porque el 95% de las dependientas de Fuencarral están buenas. Gajes del oficio. En medio de ese panorama se sitúa el lugar de los hechos.

A LaurenMi le gusta darse una vuelta por allí de cuando en cuando. Algún sábado por la tarde, cuando se siente “ensalsado” se echa a la calle y va directo a Fuenca a ver si encuentra alguna “prenda dolor” que le ayude a triunfar en lo más oscuro de la noche y, de paso, aprovecha para repartir sonrisas entre el gremio de las dependientas, que nunca se sabe. El caso es que, desde siempre, hay una dependienta a la que él sonríe más que a las demás. Podría deciros que, como respuesta, ella le castigaba con su indiferencia, pero no, era peor, ella le sonreía (mucho), se acercaba a ver si necesitaba algo y le reía los chistes. Así que LaurenMi, que es un caballero, pero también es un hombre, cayó en sus redes de araña fashionista y pasaba por allí de cuando en cuando.

Quién sabe si por la crisis, quién sabe si por los Cogollos de Tudela, que son más de vestir de Springfield, el caso que cuando el otro día se dejó caer por allí de nuevo, la Tecla-vestida-de-Prada le miró, le sonrió y cuando abrió la boca, en lugar de soltar el típico “¿te puedo ayudar en algo?”, le soltó un mucho más sugerente “hacía mucho tiempo que no venías a verme”.

No lo vi con mis ojos, pero lo oí a través de mi móvil. Quince minutos después de esa frase, LaurenMi me llamaba atacao de los nervios y diciendo “Negra qué mal rato he pasao, he flipao tanto que me he quedao cortao”. “He estado lento Negra”, decía unos minutos después, “me ha pillado tan de improviso, que no he sabido reaccionar a tiempo”. No problem, le dije yo, eso es terreno abonao, tú vuelve otro día, que con lo bicho que tú eres, la araña se te merienda ipso facto y tú, a sufrir.

Dicho y hecho, cuatro días después LaurenMi se armó de valor – y os puedo jurar que fue valor, porque iba acongojadito - y dirigió sus pasos hacia la tienda. El plan inicial era llegar cerca de la hora de cierre y, como que no quiere la cosa invitarla a tomar una caña. Si decía que sí, perfecto, una espera de 10 minutos y a correr. Si decía que hoy no, pero que otro día, bien, sólo hay qué pensar un poco más el bar. Y si decía que no... pues hasta otro día darling, qué bien que te queda poco pa salir y pies para qué os quiero.

Pero LaurenMi en una nueva prueba de su valor, pasó al plan B y no sólo no fue cerca de la hora de cierre, sino que, además, ni siquiera disimuló haciendo como que compraba algún complemento de precio asequible. El tío llegó allí con muchos nervios y más cojones, la saludó, sonrió y le soltó un: “oye que estaba pensando que a lo mejor te apetecía tomar una caña después, al salir de trabajar”. La araña borró su sonrisa de la cara y soltó un lacónico "pues es que salgo ahora en diez minutos y me tengo que ir", que hundió al pobre LaurenMi en la total oscuridad.

Cinco minutos después (esta vez la estancia en la tienda duró menos), mi móvil volvía a sonar. “Qué fallo Negra, me he pensao lo que no es, qué mal rato”. Aparte del disgusto, que era grande, a LaurenMi le preocupaba haber hecho el ridículo, haberse puesto en evidencia por haber sobreentendido que la Tecla-vestida-de-Prada le estaba dando pie a que la entrase. “¿Vergüenza – le dije yo – tú lo que tienes es muchos cojones”.

Lo dije y lo mantengo. A ver quién sin ser futbolista ni modelo ni nada que se le parezca, tiene los huevos de presentarse en una tienda de la calle de moda frente a un pibón y decirle que si se toma una caña. No sé cómo lo veis vosotros, pero yo lo tengo claro. De arrepentirte de algo, que sea de algo que hayas hecho, nunca de algo que hayas dejado de hacer.

LaurenMi, desde aquí te lo digo. Eres mi héroe, estoy a tus pies, me quito el sombrero: ¡¡¡¡CHAPEAU!!!!


PD. Como dijo Api hace u año, “conste que si pongo nombre es porque cuento con la autorización por escrito del citado”.

5 comentarios:

Api dijo...

Lauren, que tú eres muy grande. Que tú haces una gira por Soria y te forras.

Propongo una pakakedada tempranera este sábado

LaNegra dijo...

yo soy como Kim Bassinger... ella siempre dice SI

;-)

Anónimo dijo...

Jajajajajaja, grandes, vosotras si que sois grandes. Mi abuela ( que esa si es que la más grande ) en estos casos siempre me die: "Que le den dos reales y la vuelta en sellos". Ahí queda eso. Ou yes.

Federiko dijo...

Yo, con esto de los seudónimos, tengo mis dudas de si conozco a LaurenMi o no. Creo que sí.

Estoy con las chicas, con 2 cojones y un palo, bueno igual el palo te faltó, porque quizás hubiera procedido la frase final de "de todos modos, apunta mi móvil por si algún día te apetece", que eso en Madrí se puede decir sin que te denuncien. Se ha hecho la dura y sabe (cree) que volverás.

Api dijo...

se conocen ustedes don federiko. era el quinto elemento en la mesa de la plaza de la paja con perdón.