viernes, 31 de mayo de 2013

Momentazos


¿Sabéis esas temporadas que todo te sale mal? Que cada novedad es mala y piensas aquello de “ya no me puede pasar nada más” pero te pasa – algo malo, se entiende – y para tu sorpresa descubres que sí, que podías aguantar aún más y, aunque putas las ganas que tienes de hacerlo, te vuelves a levantar de la cama y sigues.

Cuando eso te ha pasado alguna que otra vez seguir es un poco más fácil, no por costumbre – qué va, afortunadamente a lo malo no se acostumbra uno nunca – sino más bien porque sabes que ya estuviste mal y luego, sin darte cuenta de cómo, llegaste a estar bien, incluso hubo momentos después que lo tuviste todo.

¿Os ha pasado alguna vez?, ¿un momento en el que todo está en su sitio?, ¿un momento de esos en que piensas que “aquí y ahora” no podrías pedir más?, ¿un momentazo?.

A mi sí, alguna que otra vez. Algunos, la mayoría, fueron fugaces: cañas al sol un lunes de curro por la mañana en Cádiz, un “te quiero tía” dicho por tus sobris un mal día, el típico martes glorioso que acaba el miércoles a la hora de ir a trabajar, un sábado que empezó raro y terminó con Api et moi frente al gin-tonic perfecto en una terraza de Salamanca, hasta el subidón que te dio el otro día cuando ese blogger con el que te-casarías-mañana-sin-haberle-visto-la-cara-en-la-vida se molestó en contestarte para decir que tu comentario le “encanta”… esos ratitos.

Pero luego están esos otros momentos que se convierten en buenos tiempos, temporadas en las que… todo te sonríe, la salud, el curro, la suerte… por sonreírte te sonríe hasta el guapo. Qué coño, estás que lo tiras. Y es ahí cuando piensas, “uff, es que me va todo bien” y, estás tan arriba que de pronto, miras abajo y te entra tremendo vértigo.

Si esto fuera un blog de autoayuda me tocaría deciros que no le tengáis miedo a vuestra propia felicidad, bla, bla, bla… pero no lo es… así que os diré lo que ya sabéis: aprovechad el subidón mientras dure, que para caernos – y volvernos a levantar – siempre estamos a tiempo. Sobre todo porque la putada es que la caída, no siempre depende de nosotros.



Pd. D.E.P. el greñudo y guapo marido italiano de R. Sánchez Silva, encarnación en papel couché de lo que yo considero un auténtico momentazo, con su correspondiente vértigo.

No hay comentarios: