miércoles, 29 de diciembre de 2010

What else?

Todos tenemos vicios, uno de los míos es el café, otros, las voces profundas y los ojos verdes. Para mi perdición, en la boutique de Nespresso de El Corte Inglés de Princesa, en Madrid, se unen los tres.

Dependiendo de la temporada, en ese corner hay entre 3 y 6 personas atendiendo, pero quiere la casualidad que, desde que voy ahí a comprar las cápsulas, a mi me suela tocar en suerte (todas las veces menos una que - como estadística - no está mal) un dependiente de voz profunda y tremendos ojos-verdes-tienes que un día va a conseguir que me lo compre todo, hasta a él.

Imaginaos la (ridícula) escena, yo llego y, cuando me toca el numerito, voy para allá y escucho ese "buenos días" y, aunque ya sepa de antemano lo que va a pasar no puedo evitarlo... empiezo a sentir una vergüenza horrorosa, de esas de cuando iba al instituto y pasaba el niño que me gustaba, y empiezo a recitar: 3 de descafeinatto intenso, 6 de indriya, 2 volluto, un pack de especialidades... y la voz profunda repite que te repite "¿algo más?", y los ojos verdes sonríe que te sonríe mientras me miran fijamente, y yo intentando parecer una tía interesante y madura, pero notando que se ve claramente que me estoy poniendo colorada y, esto no falla, se me ha puesto una sonrisa idiota en la cara que no me puedo borrar.

Es guapo y lo sabe. Gusta y también lo sabe. Por eso, cuando casi al final, después del "no gracias" que respondo a su último "¿algo más?", me suelta la consabida "¿y la máquina qué tal?, ¿le va bien?", y yo me callo durante un segundo, y después por fin le miro a los ojos-verdes-tienes y digo "perfecta, gracias" mientras despliego mi mejor sonrisa, entonces yo sé que él sabe que en realidad estoy pensando "la máquina lo que necesita es un repaso, tuyo, concretamente". Pero justo ahí, con la elegancia característica de la marca, los ojos-verdes-tienes me miran y me dicen, "muy bien, pues son..." y me perdonan el resto de material disponible en tienda que hubiera sido capaz de comprarme por un solo guiño.

Entonces cojo mi bolsa negra y me voy, con una sonrisa de oreja a oreja mientras pienso... "What else?".

martes, 7 de diciembre de 2010

Me hago mayor

Y no sólo porque en unos días me caigan 37 castañas, no, es mucho peor... me acabo de descubrir a mi misma haciéndole una peineta disimulada a la tele mientras mascullaba por lo bajinis “no te lo crees ni tú”.

Al otro lado, como no podía ser de otra manera, la cadena del toro y un debate sobre la violencia de género en el que (excusa non petita acusatio manifiesta) la presentadora decía que no es que ellos no estén del lado de los débiles no, es que ellos están también con los que son víctimas de denuncias falsas. La capacidad de manipulación del lenguaje (y con él todo lo demás) de estos señores es incalculable, cuando crees que lo has visto todo (durante la publicidad sin ir más lejos, en un anuncio en el que aseguran que el estado “programa” los embarazos de la gente – a lo mejor programan polvos y yo no me he apuntado al reparto, mira tú -), cuando eso digo, oyes a la presentadora decir lo otro y sin darte cuenta, estás levantando el dedito, como si fueras un Mr. Ánsar cualquiera.

Un gesto que no me gusta y que sólo sale de mi mano cuando en la carretera me han calentado mucho, mucho, mucho. Vamos, una acción que relaciono con lo peor de mi, igual que mascullar. Pero ahí estaba yo hace un momento...

Lo mismo es que todo se pega y tanta convivencia paterno-filial me está matando: el gobierno y el Barça (depende de la semana por ese orden o no) hacen que mis padres mascullen continuamente, una característica que siempre me ha parecido muy “de viejo”, como aquellos abueletes que saludaban a los de la tele porque pensaban que estaban en medio del salón de verdad. Sin embargo, adaptarse o morir, he desarrollado una rara y hábil capacidad de ignorarles a ellos y a la televisión. Nada me turba, nada me espanta, y si lo hace, lo sufro en silencio, como áquel las hemorroides, todo por evitar el debate político o futbolístico (bueno, vale, en éste sí entro a veces). Por eso mismo me ha sorprendido mi reacción de hace un rato, sobre todo porque en ese momento estaba sola frente a la tele.

Lo mismo es que no sólo ellos se hacen viejos...


pd. al ver la foto me he acordado de los amigos de Api, los controladores, pero juro que ha sido puritita casualidad...

domingo, 5 de diciembre de 2010

Parece que por fin vuelo

después de un fin de semana que no se lo deseo yo más que a los controladores y a todas sus madres, cónyuges y descendencia, parece que por fin esta noche voy a poder levantar el vuelo. ayer fue imposible porque la aerolinea con la que viajo no tiene vuelo los saturdays night. el vuelo de hoy se supone que iba lleno y el hermano de mi (hasta ahora único) píer de referencia no pudo hacer nada desde la agencia. asi que no tuve más remedio que echar mano de mi único contacto. y asi, el excelentisimo señor director de comunicación de (en adelante) mi aerolínea de referencia me ha conseguido colar en el vuelo de esta noche. en un par de horitas los padres del relojero me llevan al aeropuerto.

he perdido dos días de vacaciones gracias a estos amabilisimos hijos de la gran puta, pero bueno, si consigo despegar en cinco horas me doy por contenta

sigo con los dedos cruzados.

sábado, 4 de diciembre de 2010

aqui me he quedado

Pues en tres horas se suponia que aterrizaba en Buenos Aires. Y aquí estoy, en mi palacete madrileño. yo soy una de ese cuarto millón de personas a las que los controladores les han jodido las vacaciones. después de una tarde noche para olvidar en barajas, me volvi para casa con un billete para dentro de tres dias. me voy a ir a buenos aires (14 horas de vuelo) para cuatro dias, pero la alternativa es dejar solo a ndru y al píer, quedarme sin volver a la recoleta, perder el vuelo a montevideo...

no sé si será la edad, pero a pesar de todo lo que pasé, vi y oi ayer, estoy bastante tranquila. jodida, porque llevaba meses planeando esto, currando doce horas al dia para poder dejar todo acabado... y ahora me quedo en casa hasta por lo menos el lunes por la noche.

tela. no tengo ni ganas de insultarles. no me sorprendió la cara de pena que tenia ayer la gente en el aeropuerto, me llama mucho más la atención lo civilizados que fuimos todos.

qué asquito de gente y de pais.