lunes, 27 de septiembre de 2010

Memorias de una dependienta

Pues se acabó... Se acabaron las cortinas, los estores, los paneles japoneses y esas persianas de screen que tanto se llevan ahora y tanto me han hecho sufrir. Adiós a las alfombras de pelos, a las de lana tejidas a mano, a la moqueta con goma y a la de fibras naturales. No más sábanas 100% algodón, ni tampoco las de mezcla con un 50% de poliéster. Bye bye figuritas, marcos de fotos, cajitas de corazón envueltas para regalo y cojines de Hello Kitty. Hasta la vista papeles pintados y catálogos de telas. Sayonara muebles. Mi época de dependienta ha tocado a su fin.

Para la memoria quedarán mi look de cenicienta cuando, al llegar cada mañana, me ataba la coleta para pasar la escoba y la fregona; las primeras cortinas que vendí (de cocina, blancas, con lunares de colores y volantes); la vez que metí la pata y, justo después de haberles enseñado la pieza de cuerpo presente, aseguré sin pestañear que el tiempo de demora en hacer las cortinas dependía de lo que tardaran en mandarnos la tela; mi poco arte planchando; las sonrisas que le echaba al transportista de Chronoexprés; el día que “coloqué” una funda nórdica de hace 25 temporadas o ese otro que intenté “revolucionar” el marketing directo del negocio colocando en el suelo para el fin de semana alfombras de distintos tamaños.

En el olvido almaceno los interminables dolores de piernas; el día en que las cortinas de la clienta más maja del verano quedaron mal; aquella tarde en que la pija tacaña de turno me llamó “mala profesional” por no querer hacerle el trabajo sucio; esas otras en que mi compañera no me dirigía la palabra; y también la tarde que me entraron ganas de matar a una pareja de viejos que, después de deslomarme a conciencia, se fueron sin comprar ni una de las alfombras que me habían hecho enseñarles (cargando con ellas, se entiende).

De este largo y cálido verano de cortinas y colchas me quedo con la admiración por mi mejor amiga (a la sazón mi jefa en estas semanas) y cómo se lo curra para que de ahí coman una docena de familias; de mi propia capacidad de adaptación al medio - sí, esa que sonreía y decía con acento pejino aquello de “¡qué lin! ¿vaya guapa que te ha quedado la colcha, eh???”, era yo -; mi empatía por todos aquellos curritos de sábado a los que les llueve el ansiado domingo; una especie de tic que me hace analizar todas las cortinas que veo; y la firme promesa de no ir con mi madre a comprar las cortinas de mi futuro hogar conyugal, si es que alguna vez lo tengo.

El final del verano, por fin, llegó.

6 comentarios:

Federiko dijo...

¿Y todavía hay señoras que cuando no tienen ningún interés por lo visto y se quieren escapar dicen que lo tienen que consultar con su marido?

Qué caras las cortinas, en general, como concepto. Pero hay que ver cómo visten una casa (tópico cierto).

¿Y ahora qué?
PD: Negra, la noche del sábado pasado apareciste en mis sueños, tú y Alvarez Cascos, juntos. Mu raro. Puedo entrar en detalle si gustas.

Api dijo...

entra, entra, si haces el favor.

Federiko dijo...

Eso lo tienen q decir la Negra o Alvarez Cascos, que son los protagonistas. Todo en su justo orden.

LaNegra dijo...

¿Álvarez-Cascos y yo en el mismo escenario? ¿Seré su cuarta esposa? ¿Acabaré en algún puesto de la administración puesta a dedo? ¿Iré cada primavera a pescar el campanu? ¿Tendré que aguantar la cara de mi madre cuando me mire pensadon "al final estás con uno del PP, lo sabía"??

Entra, entra... queremos saber :)


pd. sí, sigue habiendo señoras que juran que lo van a consultar con el marido, novias que hacen lo propio con los novios, y luego el típico "pues ya me lo pienso y si eso ya vuelvo otro día" :)

Federiko dijo...

El extraño sueño de hace una semana fue tal que así:
* Estaba yo de ronda por el taller de la empresa donde trabajo cuando de pronto veo a La Negra trabajando en una máquina. Sorprendido, me acerco a ella y le pregunto,
- ¿Cómo es que has entrado a trabajar aquí si siempre piden tener FP2 de Metal?
- Bueno, es que estoy saliendo con aquél (señalando a un Alvarez Cascos que hablaba en un tono distendido con el encargado) y me ha enchufado.
- Vaya, pero ¿no está ya retirado de la política ese hombre?, ¿a qué se dedica ahora?
- Tiene varios centros comerciales como el Vallesol y el Pirineo. Y ahora también es dueño de mi perineo.

Me acuerdo especialmente de este juego de palabras que puse en su boca. Que diría que qué salada estuvo pero no, la paternidad de la frase es mía, o de mi inconsciente.

LaNegra dijo...

juajauajuajauajaujauajaujauajua
efectivamente... no puedo atribuírmela, pero la frase es, sin duda, gloriosa :))

pd. yo de enchufada... qué bien ;-P