
Supongo que cuando se fue para Sudáfrica pensaría que iba a ser duro: mucho curro, mucho frío, todo el mundo pendiente de si le guiñas el ojo a tu novio y tú mirándole pero sin tocar (o al menos, no mucho). Pero supongo también que, ni de lejos, imaginaba que en lugar de ser el centro del cotilleo rosa iba a ser el centro de la polémica pseudo-deportiva.
No sé si para todos, pero para muchos periodistas salir en la portada de The Times es un sueño de esos difíciles de alcanzar. Pero hete aquí que si te llamas Sara Carbonero, la vida te sonríe y te toca cubrir el mundial de fútbol, lo consigues. Lástima que, si a las anteriores premisas les sumamos que tu novio se llame Iker y sea el capitán de la selección española, entonces, en lugar de firmar la noticia de portada, la protagonices. Imagino que entonces, como periodista que eres, sueñas también con que los tuyos te defiendan, pero tampoco ahí ha tenido suerte. En lugar de echarla un cable, el presidente de la Asociación de la Prensa, se ha dedicado a decir estupideces y a hablar de mala praxis cuando él ni siquiera había contrastado su información.
La verdad es que la tía no lo hace mal. No es la mejor, pero se defiende igual de bien o mejor que cualquier con su edad y su experiencia, y no digamos ya, con la presión que tiene que soportar. Vale que ser subdirectora de deportes con 25 años es raro, pero eso que se lo digan a quién decidió darle el cargo para justificar el pastón que le iban a pagar, y que levante la mano el que no lo hubiera cogido.
A lo mejor es porque a mi una vez un presidente de una Asociación de la Prensa también me hizo sentir como una mierda, o a lo mejor es porque a mi una vez también me retiraron la confianza en el curro por salir con alguien de dentro, pero creo que esta chica no se merece lo que le está pasando. Si fuera un tío no habría tema. Si fuera fea tampoco. Pero resulta que la tía es guapa, lista, y se ha ligao al capitán, y los amargados que en el mundo son han decidido cargar contra ella. Pura envidia.