miércoles, 30 de junio de 2010

La envidia es muy mala

Yo la descubrí en octubre de 2009, por la portada de la foto. Como en mi casa de Madrid no podía ver La Sexta, su cara no me sonaba de nada y flipé al enterarme de que la modelo exótica de la foto no era tal, sino una periodista deportiva. Después vino lo de que salía con Iker, etc, etc, y tampoco me pareció raro: si yo fuera Iker, también lo hubiera intentado. En resumen, que hasta hace una semana esta chica ni me iba ni me venía, pero dado que todo el mundo parece odiarla, yo he decidido ponerme de su parte.

Supongo que cuando se fue para Sudáfrica pensaría que iba a ser duro: mucho curro, mucho frío, todo el mundo pendiente de si le guiñas el ojo a tu novio y tú mirándole pero sin tocar (o al menos, no mucho). Pero supongo también que, ni de lejos, imaginaba que en lugar de ser el centro del cotilleo rosa iba a ser el centro de la polémica pseudo-deportiva.

No sé si para todos, pero para muchos periodistas salir en la portada de The Times es un sueño de esos difíciles de alcanzar. Pero hete aquí que si te llamas Sara Carbonero, la vida te sonríe y te toca cubrir el mundial de fútbol, lo consigues. Lástima que, si a las anteriores premisas les sumamos que tu novio se llame Iker y sea el capitán de la selección española, entonces, en lugar de firmar la noticia de portada, la protagonices. Imagino que entonces, como periodista que eres, sueñas también con que los tuyos te defiendan, pero tampoco ahí ha tenido suerte. En lugar de echarla un cable, el presidente de la Asociación de la Prensa, se ha dedicado a decir estupideces y a hablar de mala praxis cuando él ni siquiera había contrastado su información.

La verdad es que la tía no lo hace mal. No es la mejor, pero se defiende igual de bien o mejor que cualquier con su edad y su experiencia, y no digamos ya, con la presión que tiene que soportar. Vale que ser subdirectora de deportes con 25 años es raro, pero eso que se lo digan a quién decidió darle el cargo para justificar el pastón que le iban a pagar, y que levante la mano el que no lo hubiera cogido.

A lo mejor es porque a mi una vez un presidente de una Asociación de la Prensa también me hizo sentir como una mierda, o a lo mejor es porque a mi una vez también me retiraron la confianza en el curro por salir con alguien de dentro, pero creo que esta chica no se merece lo que le está pasando. Si fuera un tío no habría tema. Si fuera fea tampoco. Pero resulta que la tía es guapa, lista, y se ha ligao al capitán, y los amargados que en el mundo son han decidido cargar contra ella. Pura envidia.

jueves, 17 de junio de 2010

Me da la risa

Una de las cosas buenas de estar ociosa es que tengo tiempo para desayunar tranquilamente y una de las de vivir con mis padres es que, cuando yo me levanto, ellos ya han traído el periódico, con lo cual me puedo dar el lujo de desayunar leyéndolo, aunque el periódico en cuestión sea El Diario Montañés.

El caso es que hace un par de días al ver la portada me quedé loca. El titular iba a cinco columnas, y eso, cuando has estudiado periodismo, marca. Cinco columnas es todo el ancho de página, las cinco columnas se reservan sólo para las cosas importantes: un atentado, el 11-S, el 11-M, o que hemos ganado la Eurocopa. Algo gordo. Así que, cuando lo leí, me quedé más loca todavía. La noticia de alcance rezaba así:

“Los sindicatos dejan la huelga general para después del verano”

Y a mi, ¿verdad?, me dio la risa.
España se hunde, pero nosotros nos vamos de vacaciones.

Vaya por delante que los sindicalistas de verdad merecen todo mi respeto. Esos que se preocupan por sus compañeros y a los que, una vez que se han metido en el berenjenal, les toca ser el padre confesor que escucha los problemas de todos pero al que nadie le agradece nada, ese que, por descontado, se olvida para siempre de su carrera profesional porque no la va a tener, por sindicalista (¡¡ése insulto!!), o lo que es lo mismo, por tocapelotas y por rojo.

Lamentablemente, de esos – que haberlos, haylos – no tenemos para regalar. Lo habitual (al menos en mi entorno) es que utilicen sus horas de “liberados” para marchase a su casa a hacer sus cosas, o a buscar los niños al colegio o, si es verano y no llueve, a tomar el sol a la playa. Que ponga la oreja otro, que a mi hoy no me apetece. Así que cuando los otros dicen que la huelga ya si tal, la dejamos para finales de septiembre, pues ni nos extraña.

Hace diez años, cuando llevaba unos meses trabajando en mi ex empresa, ocurrió algo similar. Currábamos muchas horas y nos pagaban una mierda y se planteó una huelga de brazos caídos. Y allí estábamos mi disposición y yo, levantadas en protesta. ¿Huelga aquí y ahora?, ¡¡por supuesto!!, mostrémosles que esto es una injusticia. Pero entonces alguien dijo que claro, que eran las 12.30 h, y que mejor íbamos a comer... luego la partida, unos pacharanes... y ya después, a eso de las 16 o las 16.30 h, pues nos poníamos en huelga hasta las 18.30 h, que se piraba el autobús. Y claro, en ese momento, además de flipar un poco... les expliqué a mis compañeros que yo a eso, a lo de vamos a la huelga, pero después del recreo, dejé de jugar en el instituto.

¿Qué el gobierno se merece una huelga porque lo está haciendo fatal? Sí, claro que sí, pero la reforma laboral empieza mañana... ¿de verdad cree alguien que a finales de septiembre alguien se acordará? Para entonces estaremos todos como ahora... buscándonos la vida.